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Efecto dominó de la crisis sanitaria

Efecto dominó de la crisis sanitaria
Parece una película de ciencia ficción, pero lo cierto es que, si no salimos pronto de la crisis financiera, no habrá siquiera quien pague impuestos CORPRENSA/17-MARZO-2019/ROMÁN DIBULET

La crisis sanitaria que afecta al mundo no ha tocado fondo y en alguna forma hemos entrado a la crisis financiera que al final derivará en una crisis social a pesar de la fe que se respira en los círculos empresariales panameños.

Traigo a la luz lo que dijo Carlos Slim, el conocido magnate mexicano, en ocasión a la crisis de la década del año 2000: “la crisis va a afectar a todo el mundo. Hay una situación muy difícil y va a afectar a las economías de todos lados” (AméricaEconomía Online, 2 de octubre de 2008).

La primera crisis, la sanitaria, nos tiene encerrados en burbujas familiares o de vacunados, y ha llenado de dolor y angustias a muchas familias donde la muerte ha sido la peor salida.

El segundo dominó en caer fue el financiero, donde uno de los primeros sectores afectados fue el inmobiliario que quedó a la deriva ante la disminución de compradores y de recursos financieros por razones obvias, afectando a la industria de la construcción y de las actividades afines. Además, muchos promotores de bienes inmuebles todavía tienen las manos llenas de un inventario que no han podido vender, y han tenido que ofrecer precios con ganancias reducidas y hasta con pérdidas, con el fin de cumplir compromisos adquiridos. Parece una película de ciencia ficción, pero lo cierto es que, si no salimos pronto de la crisis financiera, no habrá siquiera quien pague impuestos, salvo que se graven las pérdidas según el que menos pierda, al mejor estilo de ese gran comediante cubano José Candelario “Trespatines”.

El efecto dominó en la cadena de crisis termina en una nueva y peligrosa crisis social donde todos somos perdedores, aunque alguien crea que puede sacar ganancias en río revuelto. Salvo que se reinvente el sistema o demos paso al Estado capitalista o inversionista, estamos tocando las puertas de esa crisis social que nadie quiere.

Para exagerar un poco (en broma y en serio): si la gente se quedara sin recursos, sin ahorros y sin empleos, tampoco podrá pagar los impuestos que son la fuente principal de los fondos estatales y el Estado se verá obligado a bajar sus planillas y gastos (que ya debió hacer) o encontrar otra forma de generar ingresos. Con este círculo vicioso hasta yo quedaré inscrito en el futuro ejército de desempleados, salvo que me meta a quiropráctico para atender a tantos quebrados.

CÁPSULA FISCAL: Bueno, basta ya de tanta negatividad. Si bien es cierto que la situación no está para hacer fiestas, la historia demuestra que el ingenio humano, de la mano de Dios, ha logrado superar todas las crisis que el hombre ha creado, y lo peor que haríamos es entrar por la puerta de la desesperación vendiendo nuestros activos a cualquier precio. Ánimo…que así como el sol sale cada día, la solución también ha de salir y volveremos a pagar impuestos sobre las ganancias y sobre el patrimonio, pues de los impuestos y de la muerte nadie se salva.

El autor es consultor fiscal.


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