Esta semana la cadena deportiva ESPN presentó la lista de los mejores lanzadores latinos de la historia, y a que no saben quién es considerado como el mejor: por supuesto que el panameño Mariano Rivera, que superó a leyendas del juego como Juan Marichal, Pedro Martínez, Luis Tiant, Bartolo Colón, Denis Martínez y Fernando Valenzuela.
Pero qué hace de Mariano el mejor de todos. Desde mi punto de vista al menos dos cualidades, la primera sus logros como pelotero en 19 temporadas en las Grandes Ligas, pero también su buena reputación, su clase y su calidad humana dentro y fuera del cuadro de béisbol.
En su carrera logró el récord de 652 rescates, sumó 82 victorias con 62 derrotas y efectividad de 2.21 en 19 campañas, con 13 Juegos de Estrellas, siempre con los Yankees.
Donde la figura del panameño alcanzó dimensiones supremas fue en las postemporadas: récord de 8-1, efectividad de 0.70 y 42 juegos salvados. Ganó cinco anillos de campeón y el Más Valioso en la Serie Mundial de 1999.
Pero si vemos su desempeño fuera del terreno de juego, es allí donde su figura se eleva para convertirlo en un pelotero ejemplar, digno futuro miembro el Salón de la Fama, admirado, querido y respetado. Es la buena reputación de Mariano y su profundo sentido social lo que lo convierte en una figura mítica, a la altura de leyendas como Roberto Clemente.
Su obra social es destacable aunque silenciosa. A través de su Fundación Mariano Rivera contribuye a construir un mundo mejor al proporcionar a los jóvenes de familias empobrecidas una educación que los capacite para el futuro, lo ha hecho desde hace más de dos décadas.
Este balance entre excelencia profesional y calidad humana es cada vez más importante en el mundo empresarial. Lo que Mariano Rivera logró como figura representa hasta el día de hoy un activo para los Yankees de Nueva York, que fortalece y aporta valor a la marca.
La reputación de los CEO de empresa cumple una función similar, si es buena crea valor a la marca, genera confianza y la fortalece, si es mala actúa en contra del negocio. Las expectativas sociales sobre los CEO son cada vez mayores, la responsabilidad, conciencia social, influencia y liderazgo ahora se suman a los logros financieros y de negocio.
Es tiempo de fortalecer la reputación de los CEO como parte fundamental de la reputación corporativa.
El autor es consultor en comunicación estratégica.