El concepto de un sistema de pilares aterriza en el diálogo

El concepto de un sistema de pilares aterriza en el diálogo


Está demostrado que el subsistema exclusivamente de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) es insostenible debido a los cambios demográficos que experimenta el país. No es solidario, es inequitativo y tiene baja cobertura.

Esta fue la antesala de Juan La Calle, representante del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) en el diálogo por la Caja de Seguro Social (CSS), quien fue el encargado de revelar en la mesa de trabajo de IVM en qué consiste el modelo conceptual que el sector privado visualiza como la mejor salida a la crisis en el sistema público de pensiones.

La propuesta, tal como visualizaban algunos analistas independientes, se inclina por eliminar por completo el sistema de beneficio definido y migrar a un sistema de ahorro individual estructurado en varios pilares.

Antes de explicar el detalle de cómo funcionarían los pilares, La Calle insistió en que el subsistema exclusivo de beneficio definido está desfasado.

Pirámide

Su estructura se basa en que la generación que aún trabaja y cotiza, y que forma parte del esquema, paga gran parte de las pensiones de los que ya están en edad de retiro.

Pero los cambios demográficos han hecho insostenible tal estructura. La esperanza de vida ha aumentado significativamente, pero por otro lado la renovación generacional se ha reducido. Es decir, hay una población adulta que vive por más tiempo y menos nacimientos que a lo largo del tiempo soporten el esquema.

En la década de 1950 se tenía un promedio de 5.8 hijos por pareja, y ahora el promedio es de 2.4, recalcó La Calle. Mientras que la esperanza de vida pasó de 57 años a 79 años.

Esto ha hecho que cambie la relación de jubilados y trabajadores activos.

Se pasó de 9.3 trabajadores activos por cada jubilado en 1950, a 4.4 trabajadores por cada jubilado en 2020.

Como las generaciones más jóvenes financian gran parte de estas pensiones, los jubilados del subsistema exclusivamente de beneficio definido pueden recibir mucho más dinero del que aportan.

Por ejemplo, una mujer con un salario base de $800, hace aportes por $61 mil 117 durante su vida como trabajadora y recibe de pensión $118 mil, al vivir al menos 30 años más después de jubilada.

Esto significa que los trabajadores más jóvenes le subsidian poco más de $56 mil, sin que haya otro en la fila detrás de ellos para que les financie su pensión cuando entren a la edad de retiro.

Por otro lado, mientras más grande sea el monto de la pensión que recibe una persona, más grande es el subsidio a su favor.

Un hombre con salario base de $3 mil 500, recibe a lo largo de su vida como jubilado una pensión de $390 mil 507 y un subsidio de $123 mil 118.

Este programa “de solidario no tiene absolutamente nada. Raya con la estafa para los que hoy nos siguen [las nuevas generaciones]”, sentenció La Calle.

Precisamente estos cambios en la expectativa de vida hicieron que 79 países aumentaran la tasa de cotización, 63 naciones han variado la edad de retiro y 62 las tasas de reemplazo.

La Calle mencionó que 33 países ya han incluido sistemas de ahorro, y Europa avanza totalmente hacia las cuentas de capitalización, por las presiones de financiar sistemas que, sin reformas, irían a la quiebra.

En América Latina, dijo, 110 millones de personas son propietarias de $660 mil millones en sus cuentas individuales, lo que es muy diferente a la promesa incumplida de los sistemas de beneficio definido.

En Panamá este debate ha tardado mucho. Justo cuando el sistema ha hecho crisis es que se analizan las diferentes salidas en el diálogo para reformar la CSS.

Las reservas del subsistema de beneficio definido se extinguirán en 2024.

Las deudas de este programa van más allá de los $18 mil 600 millones que se tienen que pagar a través del tiempo a quienes ya están jubilados.

Las deudas actuariales reales de la CSS estarían entre $65 mil y $75 mil millones, que sería el monto total que de aquí a 2079 habría que pagarle a los actuales y futuros pensionados que hagan parte del subsistema exclusivamente de beneficio definido, de acuerdo con las cifras compartidas por la Junta Técnica Actuarial de la CSS.

De dónde saldrían estos fondos, pregunta La Calle. “¿Del Estado? de subidas de impuestos [que pagamos todos los panameños] y la única alternativa sería la deuda”, la cual se pactaría a unos intereses exorbitantes en el caso de que Panamá no reforme su erosionado sistema de pensiones, recalcó.

De allí que crea que la mejor alternativa, viendo lo que ha sucedido en países como Australia, Canadá, Chile, Dinamarca, Israel, Países Bajos y Nueva Zelanda, es un sistema de ahorro individual estructurado en varios pilares.

El nuevo modelo

El modelo conceptual del Conep está determinado por tres pilares. El primer nivel sería no contributivo, destinado a las personas que no cotizaron en toda su vida. Algo muy parecido al subsidio de $120 a los mayores de 65 años que hoy ofrece el Estado.

Se propone un llamado Beneficio Solidario Máximo de $120. En este pilar las pensiones podrían llegar hasta $255 en caso de que el trabajador haya cotizado en algún momento de su vida. Es decir, que sus contribuciones serían reconocidas.

A mayor contribución del trabajador, menor sería el aporte que debe dar el Estado, es decir, que en estos casos serían menos de $120 mensuales.

La administración de estos fondos sería estatal, de acuerdo con el modelo conceptual.

Un segundo pilar sería obligatorio y de contribución definida. La idea es que se inscriban hombres de hasta 50 años y mujeres de hasta 45 años que por haber cotizado en el sistema exclusivo de beneficio definido recibirían un bono de reconocimiento como parte de su jubilación en su cuenta de ahorro individual cuando lleguen a la edad de retiro.

La Calle plantea que la administración de estos fondos quede en libertad del ahorrista. Es decir, que el trabajador decida quién administrará sus fondos, teniendo la libertad de escoger entre una empresa pública o privada.

Se plantea, además, un tercer pilar, voluntario y complementario, donde trabajadores y empresas hagan aportes en igualdad de condiciones, para alimentar la cuenta individual de cada cotizante y de esta forma el trabajador pueda aumentar sus ahorros para cuando se pensione.

Este tercer pilar se implementó en Inglaterra, y hoy el 92% de los trabajadores ponen aportes complementarios, indicó el especialista.

El sistema público de pensiones panameño ya tiene un componente de ahorro individual en el subsistema mixto, pero en este programa parte de los aportes de los trabajadores alimentan un fondo común o definido para el pago de pensiones.

Ahora lo que se proyecta es que absolutamente todos los aportes hagan parte de un ahorro individual del cotizante para que cada persona reciba mucho más de lo que se le promete hoy en el sistema mixto.

El monto de la jubilación de cada persona dependería del monto total de sus aportes, la tasa de rendimiento de sus ahorros y de los años de cotización explicó Jorge Mesa, también representante del Conep en el diálogo.

Un punto importante es que no todos los cotizantes podrían dejar el subsistema exclusivo de beneficio definido.

Allí tendrían que quedarse los que estén más próximos a jubilarse y el Estado tendría que encontrar un mecanismo de financiamiento para sus pensiones.

En este esquema no se descarta estudiar un aumento en la cotización y la edad de jubilación para procurar que los trabajadores reciban mejores rendimientos.

Los sistema de ahorro individual son sostenibles, pero tienen el reto de pagar pensiones adecuadas en un entorno de bajas tasas de rentabilidad, bajos niveles de cotización, aumento en la expectativa de vida.


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