El año pasado Panamá perdió 15% de su fuerza laboral. La planilla estatal aumentó. El sector privado asumió la totalidad del impacto de la peor catástrofe laboral de la historia, perdiendo unos 327 mil empleos asalariados, 37% de sus trabajadores formales, con otro 9% cuyos contratos aún no han sido reactivados. Es decir, el 46% de los empleos formales del sector privado desaparecieron o están suspendidos.
La pérdida de protagonismo del empleo formal privado en Panamá no es nueva, pero la Covid-19 le dio una dimensión “catasfrófica”. Como referencia, según un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social, publicado en enero 2021, México, con 126 millones de habitantes y 55.5 millones de empleos, perdió 647,710 empleos formales registrados ante el Seguro Social. Panamá, con una población de 4.4 millones y 1.6 millones de empleos, perdió 327 mil.
70% de los trabajadores del país son funcionarios o informales. La contracción del empleo formal privado en el 2020 ocasionó la reducción del 40% en los ingresos de la Caja del Seguro Social (CSS) y una caída de $600 millones mensuales en el consumo.
92% de los empleos generados en la última década (2010-2020) fue informal, y el otro 8% fue resultado de incrementos en la planilla estatal.
En ese lapso se perdieron 174 mil empleos formales privados (-24%), al tiempo que se agregaron 139 mil funcionarios (+62%) y 282 mil trabajadores informales (+57%).
Cada $1 de salario privado aporta $0.26 a las finanzas del Estado (15% Impuesto sobre la Renta, 9.75% CSS y 1.25% Seguro Educativo). El salario del funcionario también, pero al ser el Estado el empleador, equivale a “sacarse de un bolsillo para meterlo en el otro”. El informal aporta poco a las finanzas gubernamentales y sólo el 17% de ellos cotiza a la CSS.
En el 2021 la economía crecerá por las exportaciones de cobre y la recuperación del comercio internacional, pero el panorama laboral permanecerá incierto.
Se presta mucha atención al desempleo (que aumentó de 18.5% el año pasado a 20%) y reactivación de contratos, pero hemos obviado la generación de nuevos empleos formales, medidos en función de los nuevos contratos laborales tramitados por el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel).
Según la ministra de Trabajo, Doris Zapata, se espera tramitar unos 200 mil nuevos contratos laborales en el 2021, un poco más de la mitad (53%) de los 378 mil procesados por la entidad en el 2019, cuando se generaron 52,040 empleos, todos informales.
Entre enero y agosto de 2021, la entidad tramitó 108,676 nuevos contratos (75% temporales), versus 267,235 tramitados en el mismo período del 2019.Es decir, el ritmo de generación de nuevos empleos formales marcha 60% por debajo de lo que fue en el 2019.
Al margen del impacto de la pandemia, la tendencia es indicativa del deterioro de la confianza en el clima de negocios en el país. Sin inversión privada no habrá generación de empleo formal, máxime ante la precaria situación financiera y sobreendeudamiento del Estado. Para que haya inversión privada tiene que haber negocios rentables y reglas claras.
Crear empleo formal será un reto. Dos de cada tres empleos generados en los últimos 15 años vinieron de 7 sectores con crecientes niveles de informalidad. Estos incluyen al comercio (47.2%), construcción (58.9%), industria (60.4%), logística (59.5%), turismo (52.1%), servicios administrativos (52.4%) y agricultura (74.5%).
El Gobierno adelanta esfuerzos para atraer Inversión Extranjera Directa (IED), diversificar la estructura económica y generar empleos formales, explorando nuevos sectores, incluyendo la minería, la actividad económica que menos empleo informal genera (7.2%, INEC 2019).
Es importante mitigar el impacto negativo que sobre la comunidad inversionista internacional proyectó el informe del semanario The Economist, en marzo 2021, cuando señaló que el deterioro de la gobernabilidad en un entorno de presión populista, representan un grave riesgo para las inversiones y el clima de negocios en Panamá.
El Gobierno se encuentra negociando un nuevo contrato con la empresa Minera Panamá, que ha hecho una inversión de $6.7 mil millones, la mayor en la historia.
Este proceso puede marcar “un antes y un después” en la IED en el país. Independientemente de los acuerdos a los que se llegue, es importante proyectarnos como un país de diálogo y pro inversión extranjera, en un marco de respeto y seguridad jurídica. Necesitamos inversión privada, tanto nacional como extranjera, para generar empleos formales. La consigna es una sola, “empleo, empleo, empleo”.
El autor es asesor empresarial
