El consumo de pescado y marisco a escala global se ha incrementado sustancialmente en todas las regiones del mundo, a tenor de las bondades nutricionales y para la salud de estas fuentes de nutrientes. Esta expansión de la demanda se ha visto acompañada por el incremento en la oferta global de alimentos procedentes de la acuicultura, pero también del aumento en los volúmenes de pesca alrededor del mundo.
En conjunto, la pesca y la acuicultura han alcanzado la cifra histórica de 170 millones de toneladas, de las cuales el 63% aún proviene de capturas. Si bien la expansión de la acuicultura ha permitido gradualmente ir cerrando la brecha entre la oferta y la demanda, la presión sobre los recursos pesqueros, propiciada por prácticas no sostenibles de pesca, hace que algunas pesquerías globales se encuentren amenazadas.
Esta situación se ve agravada por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (Indnr), practicada al margen de las normas y controles que, con bases científicas, se establecen en cada país o en aguas internacionales, para que no se rebase la capacidad biológica de estos recursos; esto es, dónde pescar, cuánto pescar y cuándo pescar para proteger la reproducción y el crecimiento de las especies de peces, crustáceos y moluscos que se capturan comercialmente y mantener sus poblaciones de forma sostenible.
Cálculos preliminares de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indican que cada año se capturan alrededor de 26 millones de toneladas de pescados y mariscos de forma ilegal alrededor del mundo.
Si bien en nuestra región, América Latina y el Caribe, no existen datos confiables en virtud de la clandestinidad de estas actividades, se estima que en algunos casos los volúmenes de captura rebasan hasta en tres veces los niveles establecidos por las normas científicamente establecidas, poniendo en riesgo estos recursos y, consecuentemente, los medios de vida de las más de 2 millones de familias que dependen de la pesca.
Sin embargo, por primera vez tenemos medios para acabar con esta práctica ilícita, gracias al Acuerdo sobre las Medidas del Estado Rector del Puerto (Amerp), el primer instrumento internacional vinculante para combatir esta práctica que ya ha sido suscrito por 87 países, entre ellos Panamá, que esta semana se han reunido en Chile para reforzar su implementación y mejorar el intercambio de información sobre embarcaciones pesqueras.
El Amerp está diseñado para detener la pesca Indnr, con la mejora de las inspecciones en los puertos de los buques de pesca, el bloqueo de la comercialización de pescado procedente de estas prácticas y la cooperación regional e internacional. La Asamblea General de las Naciones Unidas acordó adoptar el día 5 de junio como el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada.
Este día es importante para informar y crear conciencia social sobre la importancia de combatir estas prácticas ilícitas a lo largo de toda la cadena de la pesca. Porque si queremos seguir viviendo de los océanos y mantener sus recursos, necesitamos contribuir a un enfoque más sostenible de la pesca.
El autor es oficial de Pesca y Acuicultura de la FAO para América Latina y el Caribe.