El grupo sueco Ericsson aceptó pagar mil millones de dólares en un acuerdo con el departamento de Justicia de Estados Unidos que lo acusó de pagar sobornos en cinco países.
Una subsidiaria egipcia también se declaró culpable ante una corte federal de Nueva York del cargo de conspiración para violar una ley sobre prácticas corruptas en el exterior.
Hoy, el gigante sueco de telecomunicaciones Ericsson admitió una campaña de corrupción de varios años en cinco países para solidificar su control de negocios de telecomunicaciones, dijo el fiscal de Manhattan, Geoffrey Berman.
La ley estadounidense otorga jurisdicción a su poder judicial en casos de corrupción que involucran a empresas que operan en sus mercados o si el delito implica operaciones en su sistema financiero.
Los fiscales dijeron que entre 2000 y 2016 Ericsson pagó sobornos, falsificó sus libros y registros contables y se aseguró que ejecutivos de la compañía ignoraran actos de corrupción, según un comunicado del departamento de Justicia.
Los supuestos sobornos ocurrieron en Yibuti, China, Vietnam, Indonesia y Kuwait.
En su página web, Ericsson dijo que no haría otro comentario más que señalar que la cantidad de 1.200 millones de dólares, revelada en septiembre, aún es una estimación actual de las sumas necesarias para cubrir las sanciones monetarias y otros costos.