Rusia, cuya economía experimenta tradicionalmente grandes altibajos, corre el riesgo de algo que hasta ahora no había soportado durante el régimen del presidente Vladimir Putin: un estancamiento.
La economía del mayor exportador de energía del mundo está frenada sin suficientes inversiones después de agotar el viejo modelo de crecimiento de Putin, basado en canalizar los ingresos de las ventas de petróleo y gas a la demanda interna y sostenerse gracias al auge del consumo que sobrevenía luego.
Después de casi dos decenios de crecimiento, interrumpidos por dos recesiones, el temor es que a Rusia le resulte cada vez más difícil salir de ese sopor.
Putin, que ayer jueves tenía previsto llevar a cabo su conferencia de prensa anual televisada, anunció que buscará un nuevo mandato de seis años en marzo.
Esto lo encamina a ser el gobernante ruso con más tiempo en el cargo desde Josef Stalin, superando a Leonid Brézhnev, cuyo período en el poder pasó a ser sinónimo de estancamiento económico.
Después de un alza que sobrevino luego de casi dos años de contracción, la recuperación de Rusia trastabilló el trimestre pasado y los aumentos en la producción industrial se interrumpieron en octubre.
El crecimiento de la inversión se redujo a la mitad en el tercer trimestre en comparación con los tres meses anteriores, en tanto Alfa-Bank estima que tres grandes proyectos estatales representaron 90% de todo el gasto de capital este año.
“La economía no tiene con qué crecer, dado que faltan recursos”, dijo Oleg Vyugin, banquero veterano y anteriormente vicepresidente primero del banco central.
“Si no se hace algo, seguirá en ese mismo estado durante los próximos 10 años”, señaló. La culpa puede atribuirse a muchos factores, como un ajuste de la política fiscal, un historial irregular en materia de reformas y las reducciones en la producción de petróleo implementadas hasta finales de 2018. El banco central también está a la defensiva después de volverse tan tacaño con el estímulo monetario que Rusia terminó con las tasas de interés más altas de Europa, pese a tener una inflación en un mínimo récord.