La Asociación de Especialistas Certificados en Delitos Financieros (ACFCS), capítulo de Panamá en formación, me invitó a exponer sobre documento de trabajo del Grupo de Acción Financiera (GAFI) de 27 de octubre de 2021 titulado: Las consecuencias no intencionadas de los estándares del GAFI.
El GAFI está consciente de problemas de consecuencias imprevistas que las normas del GAFI y/o su aplicación incorrecta pueden generar.
Como señaló el secretario ejecutivo de GAFI, David Lewis: “Hay un abismo entre lo que el GAFI recomienda, lo que hacen los gobiernos, lo que la policía es capaz de hacer, lo que hacen los reguladores y la implementación en el mundo real por parte de las empresas”.
Cuando resulta conveniente, las recomendaciones de GAFI se convierten en el comodín para hacer o dejar de hacer muchas cosas.
“El GAFI también ha tenido conocimiento de casos de aplicación incorrecta de las normas del GAFI, que supuestamente son introducidas por las jurisdicciones para abordar las deficiencias en materia de lucha contra el blanqueo de capitales… identificadas a través del proceso de evaluación mutua del GAFI…, potencialmente como medidas de excusa con otra motivación.”
Una de las consecuencias no deseadas es el llamado de-risking. Se trata del fenómeno por el cual las instituciones financieras y otros sujetos obligados no financieros, terminan o restringen relaciones de negocios con clientes o categorías de clientes para evitar totalmente el riesgo de blanqueo, en lugar de manejarlo.
El proceso de conocer al cliente se puede tornar complejo y costoso por lo cual, con el fin de evitar completamente el riesgo, se adoptan medidas que conllevan el no establecimiento o cierre de relaciones comerciales.
Es una estrategia calculada. Como tal, responde a un plan y es empleado cuando la institución, o sujeto obligado no financiero, no puede/quiere administrar el riesgo de blanqueo que representa el cliente.
Es una respuesta costo-eficiente al riesgo de blanqueo que “no tiene la sensibilidad ni la diligencia implícita del método basado en riesgo que requiere la búsqueda activa de información sobre el cliente.” El de-risking se vuelve una medida atractiva.
Se hace necesario que la política de la institución o proveedor de servicios sea consistente y coherente. No discriminatoria sin fundamento.
Se observan inconsistencias cuando se establece no trabajar con ciertos clientes, y por otro lado se mantienen relaciones con clientes de igual o mayor riesgo.
En los Fincen Leaks se ha podido ver el problema de querer mantener la relación, no obstante, el riesgo conocido y admitido. Ello demuestra que puede haber un doble estándar a la hora de aplicar las recomendaciones de GAFI, usándolas como excusa cuando no se quiere una relación que usualmente no genera muchos ingresos.
El consorcio de periodistas ICIJ reportaba el 20 de septiembre de 2020: “En algunos casos, los bancos siguieron moviendo fondos ilícitos incluso después de que las autoridades estadounidenses les advirtieran de que se enfrentarían a procesos penales si no dejaban de hacer negocios con mafiosos, defraudadores o regímenes corruptos.” Esta es la antítesis del de- risking.
El autor es abogado