La economía de Estados Unidos podría estar lista para que la Reserva Federal aumente su tasa de interés de referencia para fines del próximo año, dijo ayer el vicepresidente de la institución, Richard Clarida, quien descartó un incremento en el muy corto plazo.
Si la inflación cede y el desempleo cae como se anticipa, las “condiciones necesarias para aumentar (...) la tasa directriz se habrán cumplido para fines de 2022”, señaló Clarida.
El dirigente remarcó de todos modos que la Fed está “lejos” de un aumento de tasas de interés por el momento.
Para Clarida, los desequilibrios entre oferta y demanda deberían “disiparse con el tiempo, y el mercado laboral y las cadenas de suministro ajustarse” sin “presiones persistentes” sobre precios y salarios.
Clarida vaticina una inflación a 12 meses de 2.3% a fines de 2022.
En cuanto al desempleo, espera una tasa de 3.8% para igual fecha, algo “coherente” con la creación de puestos acumulada este año y prevista para el próximo, que permitiría recuperar los 4.2 millones de empleos que todavía no se llenan con relación al momento en que estalló la pandemia.
La tasa de desempleo bajó 0.2 puntos porcentuales en octubre con relación a septiembre para ubicarse en 4.6%, lejos del 3.5% de febrero de 2020, anunció el viernes el Departamento de Trabajo.
En tanto, la inflación de septiembre se ubicó en 4.4% en 12 meses, la más alta desde 1991, pero se mantuvo estable con relación al mes anterior, según el índice PCE que sigue la Fed.
Al igual que otros países, Estados Unidos enfrenta presiones inflacionarias, producto principalmente de los cuellos de botella en la cadena de aprovisionamiento.
En tiempos normales, un alza de precios muy fuerte habría justificado por sí misma una suba de tasas. Pero los principales responsables de la Fed temen que una decisión así perjudique la solidez de la reactivación económica, y en particular el empleo.
En cambio, el organismo anunció el miércoles pasado, al término de la reunión de su comité de política monetaria, que comenzaría a reducir ya en noviembre sus compras de activos (bonos del Tesoro y títulos adosados a créditos hipotecarios) con las que inyecta dinero en la economía desde el inicio de la crisis.