Vivimos en un mundo donde comienza a reinar la desconfianza y en el cual los actores fundamentales del progreso de la humanidad pierden legitimidad.
Usted mismo puede hacer un ejercicio para validar la confianza que tiene en los políticos y/o los partidos políticos, los representantes en la Asamblea y los empresarios, por solo citar algunos actores claves de nuestra sociedad. Si su escala es del 1 al 10 y su índice de confianza está en 5 o por debajo, quiere decir que usted forma parte de una mayoría que está perdiendo la confianza en sus líderes.
La pérdida de confianza debilita el tejido social, es terreno fértil para erosionar la institucionalidad y un catalizador del populismo.
Según el Barómetro de la Confianza elaborado por la Consultora Edelman que mide cuatro instituciones: oenegés, empresas, gobiernos y medios de comunicación, solo el 48% de la población general confía en sus instituciones, aunque la proporción asciende a 59% si se considera al público más informado.
Para la elaboración del informe que alcanza su edición número 18, la consultora realizó encuestas en 28 países de distintas regiones del planeta.
Las personas son divididas en dos grupos. Por un lado, el público informado, compuesto por individuos de entre 25 y 64 años, con título universitario y considerados como parte de la población de mayores ingresos, y el grupo restante es lo que denominan público general.
Un primer factor que destaca del informe corresponde a la pérdida de confianza en los medios de comunicación, en gran parte debido a la escala de las fake news, que inundan las redes sociales con su creciente mala influencia en la sociedad. Sin embargo, la desconfianza de la gente por culpa de las fake news está beneficiando a las marcas periodísticas consolidadas, convertidas en refugio contra la mentira.
La pérdida de confianza en los medios se evidencia en datos como que el 63% de los encuestados reconoce no saber distinguir entre el buen periodismo de los rumores o falsedades, así como su incapacidad para saber si una noticia ha sido elaborada por un medio de comunicación profesional o no.
Lo interesante es que ante este fenómeno, cada vez más personas renuevan su confianza en los medios tradicionales.
Esto es muy relevante porque demuestra que las salas editoriales profesionales constituyen un valor reconocido para otorgar credibilidad a las noticias.
Otro dato interesante es que, según el informe, pareciera que la confianza en las empresas va en ascenso en los últimos años y el índice de confianza casi se ubica a la par de las oenegés.
Las empresas se han convertido en el agente de cambio que la sociedad reclama.
Los empresarios son fiables y un alto porcentaje de los encuestados afirma que confía en su propia compañía y cree que una empresa puede llevar a cabo acciones que incrementen los beneficios, al mismo tiempo que mejora las condiciones sociales de la comunidad en la que opera.
La confianza en los directores de empresas también ha aumentado después de una caída el año pasado. Dos de cada tres encuestados dicen que quieren directores de empresas que tomen la iniciativa en los cambios políticos.
La sociedad y el progreso solo son sostenibles en un marco de relaciones basadas en la confianza y por ello, aprovecho para reiterar una frase de Francis Fukuyama: ”la confianza es un valor económico amplio y la única y penetrante característica cultural que condiciona el bienestar de una nación y su capacidad para competir”.
El autor es consultor en comunicación estratégica