OPINIÓN.
Panamá ha disfrutado, si se le compara con su entorno, del acceso y el uso de prácticas de contabilidad y auditoría internacionales propias de mercados desarrollados, y ha contado, mucho antes que otros países del área, con profesionales panameños que se han capacitado y conocen dichas prácticas.
No obstante, el mundo ha cambiado y sigue cambiando, y se necesita hacer cambios profundos en la manera como se regula esta profesión.
No es posible dormirse en los laureles. Los acontecimientos en el mundo financiero en la última década han sido de tal magnitud, que deviene obligatorio reflexionar sobre lo que es necesario tener en cuenta para dotarnos, lo más pronto, de un moderno modelo regulatorio y fiscalizador en un área tan sensitiva, vital e importante, como lo es la auditoría.
Los cambios mundiales profundos en el tema de regulación contable y de auditoría, la adopción (con algunos tropiezos en Panamá) de las normas internacionales de información financiera (NIIFs ) y las normas internacionales de auditoría (NIAs), el debate sobre la autorregulación, las nuevas normas de gobierno corporativo que afectan a las empresas y el énfasis en la figura del comité de auditoría y su rol, las sanciones ejemplares impuestas por organismos reguladores a nivel mundial, todos estos temas tienen que ser tomados en cuenta a la hora de regular el tema del servicio público de auditoría.
Es indispensable brindar mayor transparencia a la información contable y económica de la empresa, no importa a qué se dedique la misma. Por ello, se reconoce mundialmente la existencia de probadas, siempre mejoradas y actualizadas técnicas de revisión, mediante las cuales se puede obtener una opinión sobre el grado de certeza con que la documentación contable y económica representa la situación económica, patrimonial y financiera de determinada empresa.
Esta transparencia en la información oportuna de una empresa es un elemento consustancial al sistema de economía de mercado. Algunos países, como por ejemplo España, recogen el principio inclusive en su carta magna.
Esto nos lleva necesariamente a un nivel superior en cuanto al planteamiento de las ideas, y lo que se quiere transmitir en este escrito es que cualquier cambio en las reglas actuales y en el modelo de supervisión panameño debe evaluarse con esta importante función pública siempre en mente.
Es necesario que se piense en el interés público y económico general.
La auditoría es un importantísimo servicio y es, sobre todo, un importante servicio público en el sentido de que, si bien se brinda por un profesional o profesionales privados a la empresa privada, afecta e interesa no solo a la propia empresa, sino también a numerosos terceros que mantienen o puedan mantener relaciones con la empresa auditada. Interesa a la economía y a la sociedad en general.
El autor es abogado