El servicio de la deuda pública llegó a $3,067 millones al cierre de septiembre, cifra que supera en $376 millones los $2,691 millones registrados durante el mismo periodo del año anterior.
El servicio de la deuda equivale a los desembolsos que hace el Gobierno vinculados a amortizaciones de capital, y al pago de intereses y comisiones.
En desembolsos destinados a capital, el Ministerio de Economía y Finanzas empleó $1,861 millones hasta septiembre, destacando el pago de $1,154 millones correspondientes al Bono Global 2020, que venció a inicios de este año.
Los recursos para cubrir ese vencimiento se habían obtenido en una emisión efectuada por el Gobierno en noviembre del año pasado, en una operación de prefondeo.
Habitualmente los pagos de capital son refinanciados a través de nuevas emisiones de deuda, como hizo el Ministerio de Economía y Finanzas con el vencimiento del Bono Global 2020, mientras que los intereses son cubiertos con el presupuesto del año corriente.
Entre enero y septiembre, el gasto en intereses ha totalizado $1,205 millones, cifra que representa un aumento de $130 millones si se compara con los $1,075 millones gastados en el mismo periodo del año anterior, y de $219 millones respecto al gasto del mismo lapso de 2018.
La factura de los intereses ha ido creciendo en los últimos años, de la mano de la deuda pública. Al cierre de septiembre, el saldo de la deuda pública sumó $36,107 millones, cifra que representa un aumento de $7,462 millones en comparación con el saldo en septiembre de 2019.
La pandemia del nuevo coronavirus ha provocado una drástica caída en los ingresos públicos, hueco que ha tenido que ser cubierto con la contratación de más deuda.
Esta situación ha provocado un deterioro en las métricas fiscales y de deuda pública del Gobierno. Así, el ministro de Economía, Héctor Alexander, vaticinó que la relación entre la deuda pública y el producto interno bruto (PIB) cerraría este año en alrededor del 60% y el próximo año podría llegar a un 64%, un salto sustancial desde el 46% de 2019.
La relación entre la deuda y el PIB es uno de los indicadores que se toma como referencia para calibrar la capacidad de un país de hacer frente a sus compromisos.
Otra referencia relevante, que es seguida de cerca por las agencias de calificación de riesgo, tiene que ver con la relación entre los ingresos corrientes y el pago de intereses. En su último reporte sobre Panamá, Moody’s Investors Services señaló que la caída de los ingresos de este año llevará la relación entre intereses e ingresos hasta un 15%, nivel en el que se mantendría durante los próximos años y que es superior al 8% que tienen de media los países que ostentan un nivel similar de calificación que Panamá.
Haciendo un símil con una empresa, el financista Manuel Brea dijo que este indicador mide cuántas veces el flujo de caja cubre el pago de intereses de la deuda, sin importar tanto el tamaño mismo de la empresa.
Así, cuanto mayores sean los recursos que se deben destinar a los intereses, menor será la capacidad del país de hacer otro tipo de gastos o inversiones productivas.
De las tres grandes agencias calificadoras de riesgo, Moody’s fue la última en poner la perspectiva de Panamá en negativa, lo que quieres decir que habría posibilidades de una eventual rebaja en la calificación de riesgo.
De momento, no obstante, Panamá ha hecho gala de ser uno de los países con mejor calificación de riesgo en la región y ha accedido a los mercados en condiciones ventajosas.
El Ministerio de Economía y Finanzas destacó que la colocación el pasado mes de septiembre del bono con vencimiento en el 2032 por $1,250 millones a un rendimiento de 2.252% representó la tasa más baja en la historia de Panamá a este plazo, y se recibieron ofertas por $10,000 millones.
Los indicadores de riesgo de la deuda de Panamá están entre los mejores en la región (ver infografía). El Embi de Panamá, que mide el diferencial de la deuda soberana de países emergentes respecto de la deuda de Estados Unidos, considerada libre de riesgo, es el cuarto más bajo de la región, por detrás de Perú, Uruguay y Chile.
Brea dijo que “Panamá sigue estando entre los países con menor riesgo porque tenemos una moneda fuerte, a diferencia de otros países, que además del riesgo de crédito tienen riesgo cambiario. Por eso Panamá se ha cotizado históricamente muy bien”.