A consecuencia de la pandemia del nuevo coronavirus y de las restricciones a las actividades económicas, el crédito se redujo drásticamente. Al cierre de 2020, los nuevos desembolsos concedidos por los bancos habían caído 40.4% o $10,642 millones respecto al nivel de 2019.
Luego del derrumbe de la economía en 2020, para este 2021 se proyecta que el país volverá a la senda del crecimiento.
El comportamiento del crédito será un factor fundamental en las aspiraciones de recuperación de la economía, y hay varios elementos que pueden incidir positiva o negativamente en su desempeño.
En este sentido, una iniciativa que se trabaja en el seno del Gobierno y se valora positivamente desde el sector financiero es la creación de un programa de garantías estatales para compartir el riesgo con los bancos y facilitar el acceso a préstamos a clientes que, de otra forma, no lo tendrían por su su condición de riesgo. “Se está analizando de manera muy seria”, dijo Amauri Castillo, superintendente de Bancos.
La estructura la adelantan entre el Banco Nacional de Panamá (BNP) y el Ministerio de Economía y Finanzas.
La idea sería convertir en un programa de garantías estatales los $500 millones de un fondo de estímulo estructurado previamente y que a la fecha no ha sido utilizado por la banca.
En una entrevista con este diario, Aimeé Sentmat de Grimaldo, presidenta de la Asociación Bancaria de Panamá y de Banistmo, dijo ser optimista sobre la eventual aprobación de un programa de este tipo, que estaría pensado para clientes empresariales que estén afectados y por lo tanto entrañen cierto nivel de riesgo, pero que tienen posibilidades de surgir. “El problema es tener la demanda calificada, no necesariamente en tener los recursos para esos clientes”, sostuvo Sentmat.
Tasas y moratoria
Hay otros elementos que podrían tener un efecto contrario en la dinamización del crédito. Uno de ellos sería la eventual aprobación de límites a las tasas de interés, como propugna un proyecto de ley que reposa en la Asamblea Nacional.
Sentmat sostuvo que “Panamá tiene las tasas más competitivas de la región” y que el país cuenta con la suficiente oferta bancaria. Establecer topes a las tasas de interés excluiría a un segmento de la población de la banca formal y la vería obligada a acudir a un sector informal con tasas más altas y sin regulación, explicó. A su juicio, se debe promover la “libre competencia, reglas transparentes y propiciar que tu país atraiga inversión, para que haya mayor disposición de productos y servicios y eso no lo logras con topes ni con regulación en reglas y negocio”.
Otro factor que puede incidir en el crédito es el elevado nivel de préstamos que siguen en la categoría de modificados. Según los datos más recientes compartidos por el regulador bancario, la cifra habría caído la semana pasada por debajo de $22,300 millones y se espera que siga en descenso en los próximos meses. En cualquier caso, es una cantidad importante. Este es el universo de préstamos objeto de alguna medida de alivio financiero.
Dentro de ese grupo de clientes hay algunos que están generando cierto nivel de pago, pero también hay quienes mantienen una situación precaria por los estragos de la crisis y no han podido hacer frente a sus obligaciones.
“Es importantísimo que el cliente que puede hacerle frente a una letra distinta, a una estructura distinta, se acerque al banco y lo haga”, dijo Sentmat.
Y si la persona sigue desempleada y no tiene ingresos familiares, también debería acercarse al banco y plantear su situación. “Siempre va a haber una alternativa, así no tengas ingresos”, planteó Juan Gonzalo Sierra, vicepresidente de Finanzas de Banistmo.
“La última opción para los bancos es reposeer bienes, porque ese no es nuestro negocio”, dijo Sentmat, que por el contrario defendió la alternativa de las reestructuraciones de préstamos para encontrar soluciones a largo plazo.
En octubre del año pasado el regulador bancario extendió las medidas de alivio hasta el 30 de junio de 2021. No obstante, Castillo dijo que la regulación existente permite que se generan soluciones más allá de esa fecha, como por ejemplo un periodo de gracia adicional.
Tanto el regulador como la industria rechazan una eventual moratoria por ley, como sucedió el año pasado.
En ese sentido, Sentmat dijo que extensiones de moratorias se podrían traducir en menor nivel de créditos.
Si los clientes no pagan los préstamos, los bancos van a hacer sus cálculos de la liquidez requerida por esos flujos que no reciben y van a utilizar la liquidez para garantizar los depósitos. Además, si en cualquier momento un cliente se puede acoger a una moratoria y dejar de pagar su préstamo, esa situación no incentiva la concesión de créditos nuevos.
Resultados
Banistmo publicó recientemente sus estados financieros del año 2020.
El resultado arrojó una pérdida neta de $45.7 millones, que se compara con una ganancia de $68.3 millones en 2019. Esto se debe principalmente al elevado nivel de reservas constituidas por el banco para cubrir eventuales pérdidas por el impago de clientes.
El banco más que duplicó el gasto en reservas, pasando de $124 millones en 2019 a $253 millones el año pasado. Sierra explicó que “a diferencia de los gastos de arrendamiento o planilla, que sí son gastos incurridos y son recursos que no puedo recuperar, las reservas no las he gastado.... Lo que nos hace es proteger el patrimonio, proteger a nuestros depositantes y hacer una mejor asociación de los eventos económicos con los resultados”.