El peor enemigo de la recuperación de la economía y del empleo es la incertidumbre. Esta idea fue planteada ayer en el evento virtual Café con La Prensa por el analista y consultor del mercado laboral René Quevedo, quien destacó que “nos enfrentamos a la peor catástrofe laboral de la historia”.
Al término de este año, según el analista, habrá en el país entre 385 mil y 400 mil nuevos desempleados, que se sumarían a las 146 mil personas que había el año pasado, elevando de 7.1% a más de un 25% la tasa de desempleo.

La propagación del nuevo coronavirus a partir de marzo y el consiguiente cierre de actividades económicas cayó como una losa en un mercado laboral que ya venía mostrando signos de debilidad por la desaceleración de la economía de los últimos años.
A mediados de mayo se inició un proceso gradual de reapertura de sectores, que se detuvo para ser retomado en septiembre y que, todavía, no contempla fecha de reinicio para algunas actividades. “El proceso de reapertura ha sido lento”, lo que se traduce en que de los 282,000 contratos suspendidos, solo se hayan reactivado 75,525, según las cifras del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral al 13 de octubre.
“No visualizo un regreso a la tasa de desempleo de 7% en los próximos cinco años. Los nuevos empleos van a estar basados más en conocimiento que en actividad física”.
René Quevedo, consultor en temas laborales
Para Quevedo, hay una cantidad similar de contratos suspendidos que no se registraron, muchos de los cuales no se van a reactivar, lo que significa “que la mitad de los empleos formales del sector privado están suspendidos o ya no existen”.
A pesar de la reapertura, una encuesta laboral citada por Quevedo señaló que el 21% de las empresas va a estar reduciendo planilla antes de fin de año, incluso en el sector comercio, en una época del año que suele ser de contratación para atender las compras de fin de año.
Las empresas están abriendo con un 30% de capacidad y los contratos no se van a reactivar con las empresas operando a ese nivel, según el analista.
Además, muchos contratos que se reactivan, lo hacen con peores condiciones, mientras que en diciembre concluyen algunos de los plazos concedidos de moratoria para el pago de ciertas obligaciones.
Para el próximo año, Quevedo prevé una rebaja en la tasa de desempleo, pero no augura que se regrese a la tasa de 7% en los próximos cinco años. La generación de empleo no estará en el sector asalariado, sino en el emprendimiento.
A su juicio, para lograr la recuperación se debe restituir la confianza para reanimar la demanda, y esto requiere acciones más concretas de estímulo y una reapertura más acelerada.

El reto de la educación
La pandemia ha acelerado el proceso de transformación tecnológica de las economías y ha traído nuevos paradigmas para el empleo. En este escenario, uno de los grandes desafíos será adaptar la educación para un nuevo entorno.
Hay una serie de actividades económicas más perjudicadas que otras por la pandemia. Adriana Angarita, presidenta de la Asociación de Universidades Privadas de Panamá (Auppa), dijo que en términos generales los sectores que pierden relevancia son la construcción, la aviación, el turismo y los servicios financieros.
Por el contrario, ganan protagonismo la agricultura, el comercio electrónico, los suministros médicos y las tecnologías de la información.
A su juicio, esto debe tomarse en cuenta para saber hacia dónde orientar la oferta formativa del país.
“La brecha de talento es la más grande que tenemos para competir. Resulta fundamental generar el talento para que los panameño tengan acceso a los nuevos trabajos de la economía digital”.
Adriana Angarita, presidenta de la Auppa
En ese sentido, abogó por la aceleración de los procesos de aprobación de nuevos programas universitarios. Se refirió, por ejemplo, a que las universidades privadas no han recibido aprobaciones de programas nuevos presentados desde hace un año.
Si se necesita apoyar la formación de trabajadores para el sector manufacturero, teniendo en cuenta que se ha aprobado una ley para atraer al país a multinacionales de esta industria, la aprobación de planes debería ser más rápida para formar al personal.
“Hemos sido rápidos en generar espacios para atraer inversión con nueva reglamentación para contratación de personal extranjero experto, porque no contamos con él, pero tenemos que ser igual de rápidos para revisar nuestro sistema educativo”, dijo Angarita.
Una de las formas de educación que ha ganado relevancia durante la pandemia es la virtual, pero todavía tiene espacio por recorrer.
Solo el 8% de la oferta de las universidades particulares es virtual, mientras que hoy, como país, “demandamos excelencia en la educación virtual”.
La transformación tecnológica de la educación, la mayor celeridad en la aprobación de planes y la apuesta por una educación virtual de calidad contribuirían a reducir la brecha de capital humano, que, según Angarita, es la más grande que existe en Panamá.