La cría de ganado bovino y la producción de leche en el país podrían verse en aprietos el próximo años de continuar la tendencia al alza del sacrificio de vacas.
Al cierre del primer semestre de 2019, el sacrificio de ganado fue de 163,899 animales. El de macho registró un crecimiento del 54%, mientras que el de hembras fue de 46%. Sin embargo, al comparar la cifra por sexo con igual período de 2018 se observa una caída de 4% en machos enviados a matadero y un auge del 12.6% en vacas sacrificadas.
Al sacrificar más vacas se interrumple el ciclo de reproducción de ganado y a largo plazo se pone en riesgo la producción de carne bovina. También disminuye la producción de leche.
Euclides Díaz, secretario Ejecutivo de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), manifestó que el aumento en el sacrificio de vacas se debe a que el sector ganadero aun no se logra recuperar de las afectaciones del fenómeno atmosférico de El Niño.
La mayoría de ganadería local depende del pasto para alimentar los animales y de las condiciones climáticas. Ante la falta de pasto, muchos productores han liberado la carga animal en sus fincas, explica Díaz.
“Mientras la ganadería siga muy ligada, al clima y pasto vamos a tener esas distorsiones en la relación de sacrificio entre machos y hembras”.
En el sector lechero el alza en el sacrificio de vacas se debe a un incremento en la importaciones de lácteos. Esto provocó un efecto dominó donde los productores están vendiendo su hato”, manifestó Fernando Santos Almaza autor del informe La Economía Ganadera de Panamá, para el periodo 2018-junio 2019.
La producción de leche en el país cayó 11.5 millones de litros y los más afectados son los productores de leche grado C. dijo Santos Almanza.
Ante la falta de pasto, los productores piden al Gobierno que a través del Instituto de Mercadeo Agropecuario, importe suplementos nutricionales como torta de soja, algodón y cereales para la alimentación de los animales.
“El cambio climático llegó para quedarse y es el momento de innovar en la ganadería”, manifestó Gerardo Escudero, representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Panamá.
El sacrificio de vacas por la falta de alimento es una medida de emergencia ante las afectaciones del cambio climático. Sin embargo, en el mediano plazo es vital elevar la carga animal por hectáreas de pasto en el país para la cría de carne y leche, dijo.
“Se requiere una agricultura de mayor precisión. Tenemos que medir la ganadería con sensores, con el uso de drones para ver el estado de los pastizales y poder atacar preventivamente y reducir costos”.
Trabajar en equipo es la única salida que tienen los productores del país para lograr ser competitivos, reducir los altos costos de producción y obtener rentabilidad, advierte Escudero.
Panamá tiene la capacidad para generar su propia alimentación de animales que está en gran medida sustentada en el desarrollo de pastizales y que se complementa con alimentos y suplementos, dijo el representante del IICA.
El país cuenta con suficientes áreas de mejoras en el manejo hídrico y pastizales, de tal manera que se pueda aumentar la carga animal, agregó.
Con mejores prácticas agronómicas, con más conocimiento y asistencia técnica a los productores se puede subir a 1.5 y hasta 2 animales por hectáreas por año.
“El sector necesita una política de fomento de alimentación en carne y leche muy importante, que hasta el momento no la hay. Debemos encontrar soluciones prácticas y no estar todos los años con medidas de emergencia”, agregó. El productor no puede continuar con la práctica de sacrificar las reses porque no alcanza el alimento.
Más de la mitad de un litro de leche o un kilogramo de carne proviene de la alimentación.
Los productores pueden recurrir al uso de invernaderos para la producción de pasto, señala Escudero.
En Panamá dos fincas están produciendo pasto bajo invernadero y en agricultura vertical con pasto de rápida reproducción con altos niveles nutritivos, que podrían replicarse.
Es el momento de innovar, de ver qué está haciendo el mundo. Llegó el momento de políticas de Estados que apunten a la competitividad, productividad y que garanticen buenos mercados a los productores, sentenció.