Enfoque gerencial

La batalla de las vacunas



Pfizer-BioNtech, Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca, Sinovac o Sputnik son nombres que hoy nos resultan muy cercanos y constituyen la esperanza de que la humanidad pueda superar pronto la grave pandemia que vivimos.

La ciencia ha demostrado que es un pilar fundamental de nuestra civilización y la rápida respuesta para crear una vacuna contra la Covid-19 es, como lo dijo Yuval Noah Harari, autor del best seller Sapiens, “un notable éxito científico y un masivo fracaso político’.

Para Harari, los científicos fueron capaces de identificar rápidamente el coronavirus, descubrir medidas efectivas para contrarrestarlo y desarrollar una vacuna. Como consecuencia, las pandemias ya no son fuerzas incontrolables de la naturaleza. Ahora son desafíos manejables. Esto ha convertido a las pandemias en un problema político. Tenemos las herramientas científicas para detener las pandemias, pero son los políticos los que deciden cómo usar esas herramientas.

El campo de batalla, más allá de la ciencia y la tecnología detrás de las vacunas es evidentemente político, pero el territorio de confrontación es mucho más amplio. Lo que está en juego no es sólo la vida de las personas, controlar la pandemia y la salud social, también se evidencia una confrontación geopolítica, otra muy agresiva en el mundo bursátil que está íntimamente ligada al contexto de las percepciones públicas y la reputación futura de las empresas farmaceúticas. También, la influencia de los países que están detrás de estas empresas y; desde la perspectiva social, está en juego la confianza que pueda tener la población en las distintas vacunas.

Ya algunas de las grandes farmaceúticas están dando sus respectivas batallas. AstraZeneca y Johnson & Johnson están en la mira a pesar de que la ciencia las respalda. El territorio más hostil está en la desinformación de la opinión pública y en el mundo bursátil. Luego del anuncio de seis casos de trombos tras más de 7 millones de vacunados en los Estados Unidos con la vacuna de Johnson & Johnson, sumado a todas las especulaciones alrededor de este hecho aún en proceso de investigación, la compañía perdió más de 5 mil 600 millones de dólares en valor de mercado, mientras que AstraZeneca ha decidido cambiar el nombre de su vacuna a Vaxzevria, para proteger la reputación de la empresa por la investigación en avance de casos similares. La mezcla de aspectos geopolíticos y la reputación de los países cobra fuerza. China ahora a la defensiva por la opacidad con Sinovac y; por otro lado, el reciente anuncio de la Comisión Europea que admitió que la coyuntura de AstraZeneca ha provocado problemas en la reputación de la Unión Europea son señales que avivan otros escenarios a este difícil camino aún por transitar. Lo cierto es que la voz de la ciencia debe prevalecer por la salud de todos los que habitamos este planeta, incluso por la salud financiera y la reputación de las empresas.

El autor es consultor en comunicación estratégica.


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