El informe “CONFIANZA”: La clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en enero de 2022, aborda la confianza como el problema más urgente al que se enfrenta América Latina y el Caribe y, no obstante, es el menos debatido.
El reporte define la confianza como la fe en los demás: en su honestidad, fiabilidad y buena voluntad. Las personas confiables hacen promesas que pueden cumplir, no se desentienden de ellas y no transgreden las normas sociales.
El porcentaje de individuos que cree que se puede confiar en la mayoría de las personas (confianza generalizada o “interpersonal”) en América Latina y el Caribe descendió del 22% en el período 1981-85 al 11% en 2016-20, según datos de la Encuesta Integrada de Valores.
Solo 1 de cada 10 personas cree que se puede confiar en los demás. Aunque la confianza es escasa en el resto del mundo, es más baja en América Latina y el Caribe que en cualquier otra región.
El BID enfatiza que las decisiones más importantes que impulsan el crecimiento económico —INVERTIR, EMPLEAR, PRODUCIR, COMPRAR O VENDER— dependen en todos los casos de la confianza.
A pesar de que en el 2021 la economía creció y se proyecta que siga creciendo para el 2022, este halagador panorama no se está extendiendo al ámbito laboral, cuyo panorama permanece incierto.
Panamá enfrenta el “virus” de la incertidumbre en el clima de inversiones, que a su vez ocasiona que no se estén generando nuevos empleos.
La creación de empleo ha estado en el sector público. En dos años la planilla estatal aumentó en 71,370 funcionarios (+24%) y la empresa privada perdió a 238 mil trabajadores (-27%), incluyendo aquellos desvinculados una vez reactivados sus contratos; mientras que a enero 2022 hay 463,517 beneficiarios del Vale Digital.
Según el Instituto de Estadísticas y Censo, la tasa de desempleo a octubre 2021 era de 11.3%, sin embargo, esta cifra no contabiliza a los 610,208 beneficiarios que para esa fecha recibieron el del Vale Digital, quienes reciben este apoyo porque perdieron o no encuentran empleo. De hacerlo, el desempleo a octubre 2021 estaría alrededor del 32%.
Estas estadísticas describen una economía que comienza a recuperarse de la peor catástrofe laboral de su historia, pero que aún mantiene un alto nivel de incertidumbre en el clima de inversiones, lo cual a su vez incide sobre la capacidad de generar empleos formales.
Hoy, dos tercios de la fuerza laboral del país son funcionarios e informales. Esto no es sostenible. El Estado no puede ser generador de empleo, sino facilitador de la inversión privada, que genere empleo. Pero sin confianza no habrá inversión privada, y sin inversión privada, no habrá generación de empleos formales.
En este contexto, el reciente acuerdo entre el Gobierno y la empresa Minera Panamá, la mayor inversión extranjera en la historia del país, debe mandar un mensaje de confianza a la comunidad inversionista internacional, que fortalecerá los esfuerzos de l Estado por traer nuevas inversiones al país.
El autor es consultor empresarial