“Si durante la pandemia la pérdida de empleos llevó a introducir nuevos mecanismos de apoyo al ingreso, la creación de trabajo decente es uno de los mayores desafíos para lograr una recuperación sostenible”.
La frase figura en el informe “Panorama Social de América Latina 2021”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y presentado ayer en una conferencia virtual por su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena.
El trabajo decente supone una remuneración justa y condiciones libres de discriminación, pero también “el acceso a mecanismos centrales de protección social asociados al empleo formal, como la cotización a los sistemas de pensiones”.
El llamado adquiere especial importancia luego del impacto causado por la pandemia en la región, con elevadas tasas de pobreza e informalidad.
Según la Cepal, una de las particularidades de esta crisis es que afectó tanto a la oferta como a la demanda. Las cuarentenas y restricciones de movilidad, así como la necesidad en algunos casos de ejercer el cuidado familiar, provocaron una menor participación en el empleo. Además, cayó la oferta de empleos, lo que desalentó la búsqueda entre los trabajadores. También muchos trabajadores mantuvieron el vínculo laboral, pero con jornadas reducidas.
Estas circunstancias hicieron que la tasa de desempleo, indicador que es usado habitualmente para medir el dinamismo del mercado laboral, “perdiera parte de su utilidad”, apunta el informe.
Esto ha sido señalado en Panamá por expertos en el mercado laboral, al apuntar que la menor tasa de desempleo registrada en las últimas mediciones responde en parte a la caída de la población económicamente activa.
El impacto de la pandemia en la economía y en el empleo se traduce en los niveles de pobreza en una región que se ha mostrado especialmente vulnerable en esta crisis.
La entidad de la Organización de Naciones Unidas estima que en 2021, la cantidad de personas en extrema pobreza en la región habría ascendido a 86 millones desde los 81 millones de 2020, mientras que en situación de pobreza habría 201 millones, una ligera reducción al compararse con los 204 millones de 2020.
La recuperación del empleo depende, entre otros factores, de la velocidad de vacunación y de la recuperación de las actividades económicas.
Para la región, el organismo prevé un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 6.2% en 2021 y un incremento de 2.1% en 2022.
Para Panamá, se proyecta un crecimiento de 12.4% en 2021 y de 7.3% en 2022. Bárcena señaló que se trata de las tasas más altas de la región, por detrás de Guyana, y que este año habrá una desaceleración, aunque el crecimiento será superior al promedio regional.
Las elevadas tasas de crecimiento se explican en parte por el efecto rebote, luego de que el país experimentara una fuerte caída de 17.9% en 2020.
Bárcena destacó por tanto el crecimiento del país y el esfuerzo que se ha hecho en materia de transferencias sociales, pero también dijo que se debe prestar atención a los temas que generan descontento, como el desempleo, la informalidad y la violencia.


