Los aficionados británicos a los videojuegos están indignados con la reventa especulativa de consolas, o “scalping“, una práctica consistente en provocar la escasez de PS5 y Xbox para venderlas después a precios tan superiores que algunos diputados exigen su prohibición.
Llevo cuatro meses intentando hacerme con una PS5 y no consigo encontrarla a un precio normal”, afirma Tracey Ford, una estudiante de Mánchester, en el norte de Inglaterra.
Esta jugadora de 24 años lo intentó todo: ir a la tienda, registrarse para que le avisaran de las nuevas existencias... Pero nada funciona y “es muy frustrante”, dice a la AFP.
Todo es culpa del “scalping”, una técnica originada en la especulación bursátil que consiste en utilizar “bots” (robots informáticos) para comprar enormes cantidades de un producto muy rápidamente y revenderlas después a precios astronómicos. La práctica, legal en el Reino Unido, afectaba hasta ahora principalmente a las entradas de conciertos o a las zapatillas deportivas.
Pero ha adquirido una nueva dimensión con el lanzamiento de dos consolas muy esperadas a finales de 2020 –la PlayStation 5 de Sony y la Xbox series de Microsoft–, coincidiendo con los confinamientos contra el coronavirus.
Mientras que una PS5 cuesta normalmente entre 360 y 450 libras (500-625 dólares o 420-525 euros) según el modelo, su precio medio de reventa en plataformas como eBay es de 650-750 libras.
Y con la escasez en las tiendas, algunas personas deciden pagar este dinero, alimentando la práctica.
Según el investigador estadounidense Michael Driscoll, del Georgia Tech, el “scalping” está “afectando actualmente” a las tarjetas gráficas RTX30 de Nvidia y Zen 3 de AMD, pero también y sobre todo “a las PS5 y Xbox series”.
Desde su lanzamiento, calcula que 52,000 ejemplares de ambas consolas se han revendido en el Reino Unido en eBay y StockX por un total de 42 millones de libras (58 millones de dólares o 49 millones de euros), generando 10 millones de libras de beneficios, unos 13.8 millones de dólares.
“Tirando por lo bajo”, precisa, ya que solo analizó el “mercado gris” de eBay y StockX, y no el mercado negro, “que probablemente es mucho mayor”.