La recién sancionada Ley 204 del 18 de marzo de 2021, que regula la pesca y la acuicultura en la República de Panamá, establece un periodo de seis meses para que sea reglamentada por el Ejecutivo luego de su promulgación.
La norma fue firmada por el presidente Laurentino Cortizo el pasado 18 de marzo después de ser aprobada en tercer debate por la Asamblea Nacional y tras hacer los cambios en 17 artículos que habían sido vetados por el Ejecutivo a solicitud de distintas entidades.
La ley modifica regulaciones del sector pesquero de hace 60 años, una de las razones que según la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP) ameritaba hacer cambios para modernizarla y adecuarla.
Pero además, esta regulación contiene parte de los requisitos exigidos por la Unión Europea para salir de la tarjeta amarilla impuesta a Panamá en diciembre de 2019 por no hacer suficientes esfuerzos para erradicar la pesca ilegal, no declarada ni reglamentada.
Los artículos vetados fueron revisados en coordinación con las respectivas entidades, indicó la ARAP.
El documento consta de 158 artículos relacionados con el manejo de los recursos acuáticos, información y estadística pesquera, regulación de áreas donde se puede ejercer la pesca, administración de los recursos pesqueros, licencias de pesca e investigación sobre recursos acuáticos, entre otros.
Según la ARAP, los objetivos están enfocados a que las actividades de pesca se realicen de forma sostenible, utilizando los métodos adecuados que aseguren la conservación, reproducción, producción, renovación y permanencia de los recursos acuáticos para el beneficio de las actuales y futuras generaciones.
Para Rigoberto Mera, del Sindicato Marino de Pescadores, era necesario modernizar la regulación, pero considera que no hubo un diálogo directo con los pescadores para debatirla.
En la regulación se indica que toda persona que se dedique a la acuicultura, pesca y actividades conexas deberá estar inscrita en el Sistema Nacional de Información y Estadísticas Pesqueras y Acuícolas. Los mariscos ocupan el segundo lugar en importancia de las exportaciones de bienes alimenticios panameños, después del banano.