“Creo que es importante apoyar a las librerías independientes”, dice Anna Henrikson mientras recoge su pedido en uno de los 250 pequeños comercios británicos que se unieron para competir en línea con gigantes como Amazon justo a tiempo para el confinamiento.
Desde el jueves, Inglaterra vuelve a estar confinada contra el coronavirus.
Durante cuatro semanas todas las tiendas tienen que cerrar, salvo las que venden productos “esenciales” que en el Reino Unido, a diferencia de otros países europeos reconfinados como Bélgica, no incluyen los libros.
Pero paradójicamente, la gente está leyendo más, dice Jessica Graham, propietaria de Primrose Hill Books, apenas 20 metros cuadrados repletos de libros hasta el techo, en un animado barrio del norte de Londres.
Encerrada en su casa, la gente que normalmente lee tiene más tiempo y quienes tal vez habían perdido un poco el hábito tomaron un libro y redescubrieron el placer y el consuelo de la lectura, afirma.
Según un informe publicado en mayo por la empresa de investigación de mercados Nielsen, dos de cada cinco adultos en el Reino Unido afirmaban leer más tras el inicio del primer confinamiento en marzo. Y la media del país pasó de 3.5 a 6 horas de lectura semanal.