Hace más de 20 años leí un libro que todavía conservo en mi biblioteca, titulado Megatendencias 2000, de los visionarios John Naisbitt y Patricia Aburdene, un best seller de la época.
Esta semana desempolvé el libro para revisar lo que plantearon los autores en aquel momento. El libro empieza así: “Nos encontramos en el amanecer de una nueva era. Ante nosotros está el decenio más importante de la historia de la civilización… Será un decenio como no lo ha habido antes porque culminará en el milenio, el año 2000”. Y aquí estamos, en el año 2018, tratando de asimilar lo que somos como sociedad. Sin embargo, escudriñando un poco las 10 megatendencias que propusieron, que han ocurrido y siguen operando con gran intensidad en nuestros días.
En este artículo quisiera abordar una tendencia que denominaron “el decenio del liderazgo femenino”.
La premisa de los autores fue que las corporaciones, tales como las conocemos (en los 90 cuando se editó el libro) fueron creadas por hombres y para hombres. Después de la Segunda Guerra Mundial, los veteranos estadounidenses cambiaron el uniforme militar por el overol de las fábricas y por el traje de oficina, pero en el sistema organizacional por el cual se gobernaban persistió el modelo militar autoritario y burocrático del siglo XIX.
Los autores, sin embargo, analizaron cómo el liderazgo femenino fue progresivamente tomando su espacio y estimaron que las mujeres estaban iniciando (a finales del siglo pasado) nuevos negocios dos veces más rápidamente que los hombres. Como trabajadores, profesionales y empresarias, las mujeres comenzaban a dominar la sociedad de la información.
El capítulo de esta megatendencia concluía de esta forma: “Qué ingenuos eran los hombres y las mujeres de los 80, diremos que creían en eso del techo de vidrio y pensaban que excluirían para siempre a las mujeres de la cima”.
Parece insólito que todavía estemos discutiendo este tema, la igualdad ya no debe ser un tema de evangelización y/o discusión, debe ser y punto.
Aún hay hombres por allí con profundos complejos, que pululan en las organizaciones con la mentalidad de la postguerra. Es importante que sepan que las start-up lideradas por mujeres son más rentables, que la productividad con ellas es mayor; además, que la diversidad de género en los directorios agrega valor en la toma de decisiones y mejora la gestión empresarial.
Sobre esto escribiré en la próxima entrega.
El autor es consultor en comunicación estratégica