Como respuesta a la incertidumbre que está ocasionando la pandemia del nuevo coronavirus, el centro bancario internacional ha elevado sus niveles de liquidez, que se han visto además reforzados por la debilidad del crédito en una economía que no termina de carburar.
Según el último informe de actividad bancaria de la Superintendencia de Bancos de Panamá, que corresponde al mes de noviembre de 2020, los activos líquidos del centro bancario internacional sumaron $26,544 millones, cifra que representa un aumento de $7,314 millones o 38% si se compara con los $19,230 millones de activos líquidos existentes un año antes.
Lo sucedido en esos 12 meses está directamente ligado a la pandemia del nuevo coronavirus, y con los niveles de protección que han buscado tanto el Gobierno como los bancos a través de captaciones millonarias de fondos del exterior, toda vez que Panamá no tiene banco central, explicaron desde la Superintendencia de Bancos de Panamá.
El regulador señaló en su informe que, en cuanto a la liquidez legal, “la mayor parte de los bancos mantiene niveles superiores a los registrados antes de marzo, lo cual responde a una estrategia integral de cuidar la calidad de los activos, generar reservas y ampliar la liquidez. Este incremento se implementó mediante un aumento en el fondeo proveniente de depósitos, principalmente, y del financiamiento, tanto del mercado interbancario local como de recursos que provienen de líneas de crédito de bancos corresponsales”.
El financista Daniel Oblitas destacó que “gran parte del crecimiento de los depósitos de clientes se están destinando a depósitos en bancos extranjeros como una forma de cuidar liquidez”.
La presidenta de la junta directiva de la Asociación Bancaria de Panamá, Aimeé Sentmat de Grimaldo, dijo que los fondos que se captan en depósitos son habitualmente prestados. No obstante, en esta coyuntura el crédito se ha visto afectado por la falta de actividad económica y la incertidumbre. Entre enero y noviembre, los desembolsos de préstamos nuevos cayeron 44.1% o $10,736 millones.
Sentmat señaló que los bancos están teniendo una “mirada cautelosa en una situación en la que la demanda de crédito no tiene todavía velocidad y en donde los bancos están preservando liquidez para asegurar la capacidad de hacer frente a las obligaciones, con todavía muchos créditos modificados”.
La cartera de préstamos modificados ascendía a $23,481 millones al 29 de diciembre, según las últimas cifras publicadas por el regulador bancario.
Esos son los préstamos que están sujetos a algún tipo de alivio y que por lo tanto están generando menos ingresos para los bancos. Mientras haya un nivel elevado de préstamos modificados y se mantenga la incertidumbre sobre el devenir de la economía, será más difícil que el crédito llegue al sector productivo.
El Superintendente de Bancos, Amauri Castillo, dijo que en los últimos meses se ha venido reflejando una tendencia al alza en los préstamos nuevos. Vaticinó que “más temprano que tarde” esos activos líquidos que tienen actualmente los bancos se deberán ir transformando en créditos al sector productivo, pero también señaló que “no se puede prestar a ciegas”. Hay que entender que los tomadores de riesgo son las instituciones de crédito, y los recursos están esperando una definición más clara del panorama económico.
Castillo confirmó que a la fecha, los fondos de liquidez y de estímulo al crédito, dotados por un total de $1,000 millones, no han sido utilizados por la banca.
Una palanca que podría empezar a mover la rueda del crédito y de la economía consiste en programas de garantías estatales, que están siendo analizados por el Gobierno y el regulador bancario.
Oblitas dijo que, además de la apertura de sectores económicos que generen empleo, se deberían conceder garantías estatales parciales a los bancos para nuevos préstamos de clientes que hayan cumplido sus obligaciones pre-pandemia y que se encuentren en sectores económicos viables en el nuevo normal. Así, “se mitiga en parte el riesgo crediticio de empresas que están afectadas por la pandemia pero que son viables en un entorno normal”, apuntó.
Resultados
El informe de actividad bancaria de noviembre de 2020 refleja una caída en los ingresos netos de intereses de 10.1% o $258 millones, hasta un total de $2,284 millones, producto del menor volumen de negocio a consecuencia de la crisis.
Por su parte, los bancos buscaron eficiencias y redujeron los gastos en un 10.7%, hasta $2,079 millones.
No obstante, el resultado del periodo estuvo principalmente marcado por el aumento de las provisiones.
Entre enero y noviembre de 2020 los bancos registraron un gasto en reservas de $1,028 millones, prácticamente el doble si se compara con los $518 millones del mismo periodo del ejercicio anterior.
Como consecuencia, la utilidad neta entre enero y noviembre de 2020 fue de $967 millones, un 42.1% o $704 millones menos que durante el mismo periodo de 2019.
El aumento de las reservas es otra consecuencia de la crisis y de un acuerdo regulatorio de la Superintendencia de Bancos que regula el mínimo de provisiones que tienen que constituir los bancos sobre la cartera modificada.
Castillo señaló que actualmente están cómodos con el nivel de provisiones que tiene el sistema, pero que es un tema en análisis permanente y sujeto a posibles revisiones.