Un sistema de inteligencia artificial (IA), normalmente, utiliza una gran cantidad de datos, que obtiene de diversas fuentes para fomentar un proceso de análisis similar al de la mente humana.
Este análisis puede ser utilizado por el sistema para hacer asociaciones, predicciones y sacar conclusiones. En los últimos años, la tecnología ha estado evolucionando de una manera exponencial, y con esto, la inteligencia artificial está alcanzando niveles nunca antes imaginados. Puede resultar aterrador para algunos, pero ya se están implementado sistemas de inteligencia artificial en el campo de la salud, el campo policial y hasta en el campo legal de ciertos países. Esta práctica es fomentada por diversas razones; ahorros económicos, sincronización y efectividad de políticas públicas y la rapidez que estos sistemas aportan.
Pero como en cualquier cambio trascendental, en este tema también pueden aflorar vulnerabilidades. ¿Qué sucede si esta inteligencia artificial recae en conclusiones erróneas que provocan el perjuicio de un individuo?
Los algoritmos evolutivos son implementados cada vez con más frecuencia en los programas que utilizan inteligencia artificial.
Estos algoritmos le permiten al sistema de IA cambiar y evolucionar. Gracias a esto, los sistemas de IA pueden convertirse, a veces, en un sistema completamente diferente al creado inicialmente. ¿Cómo se clasifican las acciones de un sistema de IA en los sistemas jurídicos y en quién recae la responsabilidad de los actos producidos por este?
A pesar de que el humano creó el sistema inicial, el sistema ya no es el mismo y este no es manejado por su inventor. El sistema ha evolucionado y cambiado en maneras que están fuera del control del creador.
Múltiples personas afirman, entonces, que la culpa sigue siendo del creador o de la compañía que lo gestiona porque le dio la posibilidad al sistema de actuar de una forma ilegal y la acción se convirtió en un acto jurídico.
El problema con esta línea de pensamiento es que el creador a veces no tiene total control sobre las circunstancias o datos al que el sistema es expuesto, ni sobre el raciocinio lógico que este realice.
El sistema jurídico actual no está listo para legislar en casos donde el crimen haya sido cometido por una inteligencia artificial evolutiva, ya que no se tiene ni siquiera una clasificación para esta acción.
Estos casos tienen un claro efecto jurídico, pero no una clara respuesta sobre en quién recae la responsabilidad. En un futuro no muy lejano, es de esperarse que varias compañías, ya no tan grandes, empiecen a utilizar estos sistemas. Con esto, sin duda alguna, vendrán acciones que podrían perjudicar y violentar los derechos de los ciudadanos.
El autor es estudiante de Derecho