OPINIÓN. El domingo, este periódico publicó un interesante artículo sobre la señora María Eugenia Gerbaud de Guardia, a quien algunos conocen como “la loca del río Pacora”, por la incansable lucha que ella sola, sin casi ningún apoyo y una total indiferencia de los gobiernos de turno, ha llevado a cabo contra la extracción de arena y piedra del río Pacora, que ha destruido el otrora generoso río, donde mucho nos bañábamos en plena juventud.
El periódico hace una buena narración de las luchas de María Eugenia por salvar al río Pacora de su extinción, que comenzó el 30 de diciembre de 1991 cuando se dio cuenta de que una empresa extraía material de las orillas del río Calobre y al asomarse a Pacora a quejarse con sus moradores y buscar algún apoyo, se encontró con que en este último río, la cosa era mucho peor. La extracción constante de materiales: piedra y arena por más de 20 años ha acabado con el río. Ahora parece “un miadito”.
El río Pacora era un río con significativo caudal. En sus márgenes instalaciones domingueras, incluso habían familias que pasaban todo el fin de semana en su borde.
Mi familia sufrió una dolorosa experiencia cuando una de mis hermanas perdió el hijo mayor cuando tendría unos siete años, por los años 70. El niño se alejó de la vista de los padres y cuando comenzaron a buscarlo, no aparecía por ninguna parte.
Finalmente lo encontraron en el fondo del río, ahogado. Es que ese río manejaba una abundante masa de agua, que hoy echamos de menos. Lo trágico del asunto es que ningún gobierno haga nada por resolver tan vital tema.
Comentaba con Alida Spadafora, directora de Ancón, la gran deuda que tenemos los panameños con María Eugenia. Es irónico que ella sea la viuda del muy destacado ingeniero Federico Guardia, quien volvió de Estados Unidos con su título y especialización y una notable experiencia el haber trabajado con importantes firmas de la ingeniería sanitaria, dedicándose a constituir el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales, Idaan, del cual fue su primer director.
Su labor fue de excelencia, al nombrar como colaboradores a ingenieros de gran capacidad.
Al final de su período había formado un brillante equipo que cubría las labores de planificación de las necesidades y redes requeridas, de mantenimiento, con un amplio archivo de planos de redes sanitarias y agua potable de toda la ciudad. Igualmente se preocupó por las poblaciones del interior.
Como si esto fuera poco, Federico Guardia dedicó su vida a realizar los estudios de los principales ríos de la región, dejando notables informes y recomendaciones de trabajos necesarios. La mayoría de esos informes permanece en las gavetas del MOP. La muerte prematura de Federico Guardia dejó un enorme vacío en la ingeniería sanitaria.
La infatigable labor de María Eugenia Gerbaud por defender la existencia del río Pacora, considero que merece todos los reconocimientos ciudadanos, especialmente los de ambientalistas, ingenieros, arquitectos, constructores y propietarios de inmuebles, además de la ciudadanía en general. Gracias María Eugenia, reconozco tu valentía y tu envidiable labor. Estamos en deuda contigo.
