La epidemia del coronavirus provocó caídas en los mercados bursátiles internacionales la semana pasada. Esto sucede porque, ante la expectativa de un impacto en las empresas, los inversionistas suelen vender sus participaciones, provocando un descenso en su cotización.
No obstante, el financista Joaquín De La Guardia sostiene que “difícilmente se puede justificar que las compañías valgan menos porque ha surgido el virus. El valor de una compañía se deriva de las utilidades que va a lograr en los próximos 10 años o más”. Así, decisiones tomadas de manera emocional pueden hacer que el inversionista deje activos con un mayor potencial de retorno.
“Mantenerse invertido en buenas compañías a largo plazo es la única estrategia que está documentado que ha funcionado. El que tiene capacidad emocional y financiera para mantenerse invertido, tiene grandes opciones de éxito”. Lo dice De La Guardia en una conversación con este diario unos días después de presentar los resultados anuales del Tagua Fund, fondo de inversiones que administra y que obtuvo un retorno del 30% en 2019, en línea con el mercado.
A pesar del buen comportamiento de 2019, De La Guardia comparte que los retornos en un solo año son “bastante irregulares e impredecibles”, pero si se mantiene un horizonte de inversión de al menos tres o cinco años, el efecto de la volatilidad se diluye.
El analista ve este año potencial de revalorización en las acciones de bancos estadounidenses y es un defensor de la inversión en acciones frente a los bonos o títulos de renta fija. “Con la corrección de esta semana, la bolsa está de vuelta a su precio promedio histórico, que resultó en un retorno promedio de 10%, mientras que el Bono del Tesoro de 10 años rinde 1.25%, el nivel más bajo de la historia, comparado con un promedio histórico de 5%”, apuntó.