La vida de Maradona quedará como parte del imaginario colectivo para siempre y alimentará el debate sobre su legado tanto en su dimensión real como imaginaria. A Maradona se le ve como cada quien lo quiera ver, en el contexto que lo quiera ver, no es un ser unívoco, es un personaje equívoco por excelencia y probablemente allí está su gracia.
Los arquetipos de Maradona son claros pero a su vez contradictorios, es el héroe o el villano o ambos al mismo tiempo y esa dicotomía es lo que otorga poder a su marca, lo que atrae y lo convierte en figura.
Con Maradona el mundo del fútbol vio la luz y con Maradona el mundo fuera del fútbol vio la oscuridad pero como dijo el poeta y músico canadiense Leonard Cohen en su disco Anthem “hay una grieta en todo, así es como entra la luz”.
Seguramente a estas alturas Usted, apreciado lector, está pateando de rabia con este texto, mientras otro confiado lector está recordando una jugada maestra del Diego que lo emociona décadas después. Allí está Maradona, en ambos mundos, en el odio y el amor, en la pasión y el arrebato al mejor estilo argentino o napolitano, en la desazón de su mal ejemplo que mató todo.
El Papa Francisco envió un rosario para el funeral de Maradona no se sabe si como Vicario de Cristo o como argentino, Messi generó una disputa entre Adidas y Nike al vestir la camiseta Adidas del Newells Old Boys que levantó la ira de Nike, su patrocinador. También, los fanáticos del reciente fallecido Quino se molestaron al ver el trato que le dio el Estado Argentino a un Diego bipolar y que no se le dio al genio de Mafalda, cuyo aporte Universal es incuantificable. Maradona nos metió en ese debate, como le gustaba.
Pero seguramente Quino tuvo un trato muy especial, en privado, en cada rincón del planeta familias, abuelos, padres e hijos desempolvaron un libro de Mafalda de su biblioteca y le rindieron un homenaje distinto, no la gritería ni la histeria colectiva a la que nos acostumbraba Diego, sino a la elegancia, la clase y la discreción de un maestro de la filosofía.
Pero volviendo al Pelusa, forjó su legado futbolístico en un mundo sin redes sociales y con un marketing deportivo muy pobre. Consolidó una marca conocida en todo el planeta, en todos los idiomas y todas las culturas y tal como lo plantea el profesor del posgrado del ESIC, Francisco Torrealba, a la marca Maradona no se le puede poner un valor. Viene una fuerte disputa por el control de una marca que significa millones de dólares, pronto veremos las incidencias. En fin, se fue Diego Armando Maradona, cada quien elige el Maradona que se quiere quedar, ahora el tiempo está a su favor.