Durante décadas, el Mercedes S-Class ha definido el estándar por excelencia en sedanes de lujo, conduciendo a todas partes a grandes de la industria y jefes de Estado. Pero a medida que más consumidores se inclinan hacia los SUV y que los automóviles eléctricos definen la tecnología de vanguardia, Daimler AG debe demostrar que su auto insignia sigue siendo relevante.
Transición de lo tradicional a lo moderno
Los fabricantes de automóviles tradicionales invierten en electrificar sus flotas. Tesla Inc., cuyo producto de competencia es el sedán Model S, se convirtió en la compañía automotriz más valiosa del mundo, haciendo caso omiso de la caída más profunda de la industria.
La última versión del S-Class, que el fabricante automotriz alemán presenta, intentará complacer a los gustos antiguos y nuevos, ofreciendo no solo la variante de combustión de alta potencia, sino también una versión híbrida mejorada y, por primera vez, un elegante hermano totalmente eléctrico que será vendido a partir del próximo año.
A pesar de sus orígenes en la década de 1950, el S-Class todavía genera importantes ganancias para Daimler, particularmente en China, donde la compañía vende más de la variante más cara del modelo, el Maybach, que en cualquier otro lugar. Los rivales BMW AG y Audi, de Volkswagen AG, han intentado durante mucho tiempo ganar una porción más grande del mercado, pero nunca lograron romper el dominio de Daimler.

