Paraguay elegirá hoy a un nuevo presidente que sustituirá a Horacio Cartes y gobernará durante cinco años.
El presidente paraguayo se va, dejando un legado de sinsabores.
Diosnel Benítez, líder de campesinos dedicados a la agricultura familiar en el norteño departamento de San Pedro, el más pobre de un país cuya economía depende en gran medida de su agricultura y ganadería, cree que Cartes “se va sin fortalecer a los auténticos labriegos con parcelas de 10 a 15 hectáreas para cultivos de rubros de subsistencia y venta”.
“El Gobierno se ocupó de ayudar a los grandes productores de soja y girasol, pero los campesinos seguimos sin mercado, sin caminos transitables todo el año, puestos de salud deficientes, sin asistencia de créditos blandos”, agrega.
Antonio Rodríguez, cajero de una tienda de golosinas y bebidas, asegura que durante el gobierno de Cartes comenzó ganando el sueldo mínimo (unos 388 dólares mensuales) y sus ingresos no han variado.
El analista político Ignacio Martínez dice que el legado de Cartes “es contradictorio, porque si bien logró que los funcionarios mejoraran el servicio, ejerciendo mayor control, no pudo vencer a la pobreza estructural”. La pobreza en 2017 trepó al 28.9%, respecto del 26.6% de 2016. De los 6.7 millones de habitantes que tiene el país, 1.9 millones son pobres.

