La inclusión de Panamá en la lista de paraísos fiscales de la Unión Europea (UE) no es el resultado de ninguna nueva evaluación técnica por parte del bloque europeo, sino de la aparición de Panamá en las listas del Grupo de Acción Financiera (GAFI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La viceministra de Asuntos Multilaterales y Cooperación, Erika Mouynes, señaló en un escrito que la inclusión obedece “a que la metodología de UE establece que si un país está en la lista de OCDE y GAFI automáticamente debe ser incluido en las de UE en un efecto dominó”.
La semana pasada se conoció que este martes 18 de febrero el grupo de 27 países volvería a incluir a Panamá en su lista de paraísos fiscales. La funcionaria dijo que “debemos cuestionar la conveniencia o no de dichas listas europeas si se limitan a copiar lo que establecen otros organismos en vez de hacer su propio análisis”.
Destacó, además, el desfase temporal entre las listas de GAFI y OCDE, de junio de 2019, y la de la UE, de febrero de 2020. “Si bien Panamá pudo no haber cumplido técnicamente en el periodo 2017-2018 que fue evaluado en GAFI-OCDE, para este primer semestre de 2020 la realidad técnica es otra que no está siendo considerada”.
Sobre este aspecto, el abogado Carlos Barsallo señaló que la lista de la UE sale en medio la evaluación y del plan de acción acordado con GAFI y “genera una situación poco feliz”, pero recuerda que “en lo técnico, tenemos que seguir haciendo los cambios y asegurándonos de que hay evidencia de cumplimiento”.
Aunque en las últimas evaluaciones se han reconocido los avances en el fortalecimiento del marco legal, el lastre principal para el país es la falta de efectividad de los controles.
Barsallo, presidente del Capítulo Panameño de Transparencia Internacional, señaló que la tarea de mostrar efectividad involucra a “muchas personas, partes, recursos, voluntad y conocimiento, algo que puede ser fácil de decir, pero difícil ejecutar”. Y recordó que se debería cambiar el enfoque y no hacer los ajustes por la presión de las listas, sino “por convencimiento propio de que es lo correcto”.
Sobre los efectos prácticos que pueda tener la nueva lista para Panamá, Barsallo apuntó que ya el año pasado el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una nota desacreditando la lista y asegurando que los bancos de Estados Unidos no la tomarían en consideración. Si Estados Unidos reacciona de la misma forma, no debería haber mayor efecto. No obstante, solo por el hecho de estar en la lista gris del GAFI, los bancos del país norteamericano ya deben hacer una debida diligencia ampliada en sus transacciones con Panamá.
Al contrario de lo que sucedió en 2014, la entrada de Panamá en la lista gris del GAFI de 2019 no se ha traducido en salida de bancos corresponsales.
Estrategia a seguir
La viceministra plantea que la estrategia de Panamá debe girar sobre tres pilares.
En primer lugar, manifestar la inconformidad por la falta de evaluación técnica. “Panamá tiene de sobra argumentos para mostrar los altos niveles normativos con que cuenta la legislación vigente. Panamá no es un destino mundial para la evasión fiscal, a diferencia de otras jurisdicciones que no están listadas”.
Sobre este aspecto, varios han sido los cuestionamientos a la UE por no incluir en la lista a sus propias jurisdicciones. Ayer, Tadeusz Koscinski, ministro de Finanzas polaco, país miembro de la UE, manifestó que el bloque europeo debería empezar a incluir en la lista de paraísos fiscales los territorios europeos de baja imposición.
Otra de las tareas será mantener una comunicación abierta con bancos corresponsales y agencias de calificación de riesgo “para aclarar la situación y transmitir tranquilidad”, así como aprovechar la importancia geopolítica de Panamá y los proyectos que siguen interesando a los inversionistas extranjeros como activos estratégicos para mitigar las consecuencias negativas de las listas.
En tercer lugar, la viceministra se refiere a la necesidad de revertir la imagen negativa que tiene Panamá. “Solo de Bruselas, sede de la UE, el año pasado se generaron 195 noticias negativas sobre Panamá”, apuntó. Dada esta realidad, la Cancillería se propone rescatar la imagen exterior, a través de un plan llamado Misión Panamá, iniciativa del Gobierno con el sector privado” que resalte los estándares del sector de servicios financieros.
La viceministra concluye que “a Panamá le conviene de una vez por todas representar un alto estándar de control efectivo de los flujos ilícitos manteniendo su competitividad como centro financiero y de servicios”.