Los diplomáticos noruegos están revisando los archivos de viejos acuerdos comerciales que podrían volver a cobrar vida una vez que el Reino Unido abandone la Unión Europea.
Hay mucho en juego para la nación nórdica, que envía el 20% de sus exportaciones y alrededor de $5 mil millones de gas por año al Reino Unido.
Por ser Noruega miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y un país no perteneciente a la UE, las autoridades de Oslo se verán obligadas a mirar desde afuera cuando el Reino Unido inicie las conversaciones sobre su divorcio y luego intente forjar una nueva relación con Europa.
“Lo más importante es que es muy difícil encontrar a alguien que salga ganando con todo esto”, dijo Frank Bakke-Jensen, ministro de Asuntos Económicos y Monetarios de Noruega, en una entrevista en su oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores en Oslo. “Lo cierto es que no se quería el brexit, pero va a venir”.
Desde el punto de vista de Noruega, la salida del Reino Unido de la UE no tiene nada de bueno.
“No veo ningún beneficio en que Gran Bretaña deje la UE”, señaló. “La UE es en primer lugar un proyecto de paz para promover el comercio transfronterizo y crear confianza entre las naciones. Es una respuesta a una Europa que había sangrado durante por lo menos 40 años”.
Por momentos el discurso entre las capitales europeas y Londres ha sido acalorado, mientras la primera ministra británica Theresa May se prepara para lo que, según dice, será una salida “dura”.
Las otras 27 naciones del bloque hasta ahora están de acuerdo en querer que Michel Barnier, el principal negociador de la UE, sea muy firme en las tratativas.
La primera ministra del Reino Unido tiene previsto activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa este mes, iniciando dos años de negociaciones.