Uno de los mayores retos que tienen las empresas, tanto en su reputación como en su posicionamiento como marca empleador, es ajustar su cultura, su estilo de liderazgo y comunicación a las expectativas de las nuevas generaciones.
Los millenials dejaron de ser un mito para convertirse en una realidad que está cambiando el mundo de los negocios, están redefiniendo las estructuras organizacionales, las relaciones laborales, los códigos corporativos y ejercen una fuerte presión sobre los modelos tradicionales de negocios. Barry Salzberg, ex CEO de Deloitte dijo, en el marco de un estudio sobre este tema que el mensaje es claro: los millennials piensan que la manera como una organización trata a sus empleados, es la consideración más importante a la hora de decidir si es una organización líder. Después consideran su impacto en la sociedad, desempeño financiero, innovación en productos y servicios, si tiene bien definido su propósito y si este es significativo. Estos hallazgos deben ser una alerta para la comunidad empresarial y servir para identificar qué cambios necesitan hacerse para atraer y comprometer a esta generación. De lo contrario, se corre el riesgo perderlos y de quedarse atrás. Para cada 6 de 10 millennials, tener un “sentido de propósito” es parte de las razones para elegir la empresa para la cual trabajar.
Las nuevas generaciones esperan algo más de las empresas que solo generar riqueza. La responsabilidad social y el impacto positivo en la sociedad serán condiciones claves para fortalecer la marca corporativa y la marca empleador. Para que una empresa/marca empleador sea relevante debe transformar sus bienes, servicios, operaciones y comunicaciones en valor y bienestar tangible, positivo y duradero para las personas, la comunidad y el entorno.
El informe Meaningful Brands del grupo Havas recoge algunos criterios al respecto. Por ejemplo, las marcas tienen que ser agentes de cambio y esto significa que deben favorecer el desarrollo individual en diversos aspectos tales como ayudarnos a estar más sanos y saludables, a desarrollar nuestras habilidades/capacidades, hacernos la vida más fácil, conectar y estrechar las relaciones con otros, a sentirnos más felices y satisfechos, conectar con nuestros valores y ayudándonos a vivir de forma más responsable.
A su vez el impacto de las marcas en lo colectivo se traduce en su rol transformador positivo en la sociedad y comprometiéndose como parte de la solución a los desafíos sociales, económicos actuales de nuestro país y del mundo.
El autor es en comunicación estratégica.