“Los gobiernos deberían proporcionar un colchón financiero inmediato para que las economías amortigüen el impacto negativo y acelerar la recuperación”.
La frase se puede leer en un artículo publicado ayer por la Organización para la Cooperación Económicos (OCDE) bajo la firma de su secretario general, José Ángel Gurría, en el que aborda los efectos de la crisis provocada por la expansión del coronavirus en el mundo y sugiere una serie de políticas públicas para enfrentarla.
El mexicano plantea tres frentes de inversión inmediata.
El primero se refiere a la sanidad, a la necesidad de proveer pruebas exhaustivas, tratamientos para todos los pacientes, apoyo a los trabajadores sanitarios, suministro de mascarillas, unidades de cuidados intensivos y respiradores.
El segundo foco se refiere a las personas. Se hacen necesarios planes de empleo a corto plazo, beneficios por quedar desempleado, ayudas a los trabajadores independientes y a los grupos más vulnerables.
El tercer grupo de trabajo de acción inmediata, según Gurría, serían las empresas, que podrían ser aliviadas a través del aplazamiento de pagos o reducciones en impuestos; oportunidades de financiación mediante líneas de crédito y paquetes de medidas especiales para pequeñas y medianas empresas, especialmente en los sectores del turismo y los servicios.
Gurría señala que la prioridad para los países debe ser minimizar el número de contagios, pero también advierte de los efectos económicos que dejará la pandemia. “Las estrictas medidas que se están aplicando son imprescindibles para contener el avance del virus, pero están empujando a nuestras economías hacia una parálisis sin precedentes de la que no se saldrá de forma fácil ni automática”.
Aunque no lo cuantifica, la OCDE señala que el impacto será superior al peor escenario plasmado en unas perspectivas económicas publicadas a inicios de este mes y ya espera caídas en los productos internos brutos del mundo y de las distintas regiones este trimestre y los siguientes.