Tocumen S.A. impuso un nuevo ritmo y estilo de trabajo a la constructora Odebrecht, para tener más control sobre los trabajos que quedan pendientes en la nueva terminal de pasajeros, proyecto que debía estar terminado en septiembre pasado, pero no será hasta junio de 2020 que esté operando en su totalidad.
Entre los puntos acordados entre la terminal aérea y la constructora brasileña, que ya recibió el visto bueno de la Contraloría General el 15 de noviembre, Odebrecht aceptó que todos sus subcontratistas participen en las reuniones que sostendrá con la administración del aeropuerto para revisar el cronograma de trabajo de la obra que registra un avance de 98.9% y un costo de $917 millones.
Aunque Tocumen enviará notificación a todos los contratistas, la administración de la terminal pide a Odebrecht que en las reuniones deben estar de forma obligatoria las empresas: Adelte Airport Technologies, que suministró los puentes de abordaje; Vanderlande responsable de instalar el sistema de equipaje, así como Telecom y Telecarrier, que fueron contratadas para todo lo relacionado con los servicios de redes y almacenamiento de datos.
En total, son nueve empresas que Tocumen quiere que participen en la revisión de los avances de la obra con la empresa brasileña.
La presencia de los subcontratistas garantizaría información de primera mano sobre los posibles problemas que surjan en esta etapa final de la construcción, y también el acceso a la información referente a los pagos que deben recibir dichas compañías.
En 2012, Odebrecht se adjudicó la construcción de la nueva terminal de 116 mil metros cuadrados con una oferta de 679.4 millones de dólares.
La administración de Tocumen adjudicó de forma directa a la empresa brasileña un presupuesto de 100 millones de dólares para ejecutar trabajos adicionales al proyecto. Desde entonces, la obra ha registrado múltiples modificaciones, elevando su costo en 238 millones de dólares. (ver gráfica).
En 2015, Tocumen se vio obligado a realizar importantes cambios en el diseño de la obra, al no haberse contemplado de forma inicial una conexión física entre las dos terminales de pasajeros.
Además, la capacidad del sistema de equipaje no era suficiente para satisfacer la demanda de pasajeros de la principal terminal aérea del país, que el año pasado movilizó 16 millones de viajeros.
Por otro lado, se eliminó del diseño original un jardín que estaría en el centro de la nueva ampliación, y en su lugar se construyó un edificio para la revisión de los pasajeros procedentes de países donde los sistemas de seguridad no sean similares a los aplicados en Tocumen.
Además de participar en las reuniones de seguimiento, los contratistas de Odebrecht deberán presentar a Tocumen todas las cuentas pendientes que tiene la empresa brasileña que ha aceptado el pago de sobornos en Panamá para conseguir proyectos estatales.
La empresa brasileña también liberó a todas las compañías que han participado o siguen involucradas en el proyecto y que trabajaron bajo su orden, para que puedan ser contratadas por Tocumen para realizar obras adicionales en la terminal.
En el pasado, Tocumen intentó contratar a la empresa Vanderlande para que realizara adecuaciones al sistema de equipaje, pero la empresa brasileña alegó violaciones al contrato, lo que impidió que se acelerarán trabajos en la nueva terminal, que permitirá que Tocumen maneje más de 20 millones de pasajeros al año.
En la nota enviada al gerente de Tocumen, Raffoul Arab, el 10 de septiembre, Daniel Cansancao de Oliveira, director de contrato de Constructora Norberto Odebrecht, solicitó que se le concediera una nueva extensión a la empresa para terminar la obra, porque habían registrado demoras por el incumplimiento de unos de sus contratistas.
Según el cronograma de trabajo presentado por Odebrecht, la entrega sustancial del proyecto sería el 29 de febrero, pero esto no significa la salida de la empresa brasileña de la obra.
Llegada esta fecha, inicia un calendario de prueba a todos los sistemas del edificio, así como revisión de las áreas entregadas.
En el listado de 142 puntos o trabajos no culminados dentro del plazo concedido en la quinta adenda que venció el 29 de septiembre, hay obras pendientes relacionados con los ductos de los acondicionares de aire, iluminación, sistema contra incendios, combustible, accesos, área de restaurante, zona para la operación de comercios, entre otros.
Todo este periodo terminaría el 30 de junio de 2020. Es decir, que la nueva terminal de pasajeros estaría 100% operativa a finales del próximo año, cerca de 5 años después de la fecha pactada en el contrato original.
Debido a la demora en la entrega de los espacios comerciales, Tocumen no está recibiendo las regalías mensuales que debe pagar cada concesionario.
Por el momento, el aeropuerto ha tomado la decisión de instalar máquinas dispensadoras de bebidas y alimentos para los pasajeros que utilizan las 5 puertas que están habilitadas desde enero de este año debido a la Jornada Mundial de la Juventud.
Hasta enero de 2019, Tocumen ya había licitado más del 80% de los espacios comerciales que se habilitarán en la nueva terminal de pasajeros. Sin embargo, ninguno de estos comercios ha entrado en operación por los retrasos que registra la construcción del edificio.
Para evitar reclamos futuras por parte del contratista brasileño, en la sexta adenda se incluyó que las prórrogas concedidas desde el 1 de junio de 2019 hasta el 30 de junio de 2020, no “implican a favor del contratista, reconocimientosy pagos de costos adicionales de administración, ni sustentados en la mayor permanencia en la obra, ya que el incumplimiento del contrato no es por fallas cometidas por el aeropuerto.