La pérdida de empleo a escala mundial por el impacto del coronavirus será inevitable.
En su último reporte, publicado el 9 de abril, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que en el período de abril a junio, las horas trabajadas descenderán 6.7% en todo el mundo, lo que equivale a 195 millones de trabajadores a tiempo completo.
En muchos países se han reducido las horas de trabajo e intensificado los despidos. “Se trata de la peor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial. Las repercusiones en la salud pública son enormes, y las economías, así como los mercados de trabajo, están sufriendo perturbaciones sin precedentes”, dijo la OIT.
Panamá no escapa de esta realidad, que será particularmente severa entre los trabajadores informales y empleados de empresas con menos de 10 trabajadores, que representan, en conjunto, el 53% de la fuerza laboral del país, advierte René Quevedo, especialista en el mercado laboral.
Anticipando todo lo que ocurriría en el país a raíz de la aparición del Covid-19, la posterior imposición de la cuarentena y la paralización de la actividad económica, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) emitió el Decreto N° 81, promulgado en la Gaceta Oficial el 20 de marzo de 2020, en el que se establecen los parámetros para que las empresas puedan suspender (de forma temporal) los contratos laborales.
Con la suspensión temporal, el trabajador es relegado de sus obligaciones y no recibe salario por el tiempo que dure la medida.
Cuando se reinicie la actividad y se levante el actual periodo de emergencia nacional, entonces podrían volver a su puesto de trabajo, bajo las condiciones preexistentes. Se trata de un impasse ante la tremenda incertidumbre que sacude al mundo.
El Mitradel ha registrado 28 mil 946 contratos laborales suspendidos de forma temporal, al amparo del Decreto Ejecutivo No. 81.
La medida fue solicitada por 1,429 empresas del sector privado, que han visto paralizados sus ingresos en medio de la crisis del coronavirus.
De los contratos suspendidos, el 1% corresponde al sector primario de la economía (agricultura, ganadería y pesca); 12% está vinculado al sector secundario (construcción, industrias manufactureras, electricidad, gas y agua, minas y cantera) y 87%, al sector terciario (comercio, transporte, administración pública, enseñanza, hoteles y restaurantes, información y comunicación, entre otras actividades de servicio).
Para el Mitradel, “la suspensión de los contratos es una forma de proteger los puestos de trabajo hasta que se levante el estado de emergencia. Por este tiempo, seguirá corriendo la estabilidad laboral y la prima de antigüedad', advierte la entidad.
Además de esta medida, las empresas están enviando al personal de vacaciones o reduciendo las jornadas laborales.
En algunos casos, ofrecen acuerdos de retiro voluntario tanto a los empleados en edad de jubilación, como a los que tienen menos tiempo en la nómina.
La suspensión temporal de los contratos laborales es reflejo del clima de incertidumbre en el sector privado con respecto a la sostenibilidad de las empresas ante un prolongado período sin ingresos, en el marco del estado de emergencia nacional.
Quevedo advierte que un punto a resaltar es que las empresas que solicitan la suspensión de los contratos anticipan dificultades, pero confían en el restablecimiento de condiciones favorables del negocio a futuro.
Aunque, de prolongarse el periodo actual -que Quevedo califica como crítico-, algunas empresas no superarían la crisis.
A su juicio, la recuperación no será inmediata, por lo que el impacto del Covid-19 se dará en tres fases: la contención del virus, que se caracteriza por las restricciones en la movilidad; el día después, que es cuando se empieza a restablecer la oferta, y la reactivación, que implica una recuperación gradual de la demanda.
Todo este proceso puede tardar todo un año.
Por lo tanto, 2020 y 2021 serán años de ajustes, reducciones o modificaciones en las planillas de las empresas.
Panorama incierto
El reporte de la OIT destaca que las decisiones de paralización de la economía ya afectan de una u otra forma al 81% de la fuerza laboral en todo el mundo, es decir, a unos 2,700 millones de trabajadores.
La mayor parte de las pérdidas de empleo y la disminución de las horas de trabajo se producirán en los sectores claves de la economía, como el comercio al por menor, restaurantes, servicios de alojamiento y las industrias manufactureras.
Según los números del organismo, cerca de 1,250 millones de personas trabajan en estos sectores de alto riesgo. En América Latina, 43.2% de la mano de obra se encuentra en estas áreas de trabajo.
“Los trabajadores y las empresas se enfrentan a una catástrofe, tanto en las economías desarrolladas como en las que están en desarrollo. Tenemos que actuar con rapidez, decisión y coordinación. Las medidas correctas y urgentes podrían hacer la diferencia entre la supervivencia y el colapso”, aseguró Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo.
‘La peor crisis desde la Gran Depresión’: FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa “la peor crisis desde la Gran Depresión”.
En el caso de la región, la pandemia encontró a América Latina en un momento de crecimiento y la llevará a una recesión en 2020.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva,
advirtió, sin dar nuevas estimaciones económicas, que la pandemia representa “un gran riesgo” para países emergentes y pobres, como los de Latinoamérica.
El impacto de la pandemia no será sólo sanitario, sino económico, poniendo a muchas empresas e individuos ante dificultades que no podrán superar.

