El proyecto hidroeléctrico Bocas del Toro (antes Changuinola II), que tiene como promotor a la estatal Empresa de Generación Eléctrica, S.A. (Egesa), está dentro del plan de expansión eléctrica, que posiblemente entre en operación en 2026.
La concesión originalmente la tenía Odebrecht Latin Finance, pero tras los escándalos de corrupción de la constructora, en 2017 el gobierno panameño alcanzó un mutuo acuerdo para que se la devolviera a Egesa.
Se propone una planta de 223 megavatios de capacidad, que representa una inversión superior a los $600 millones.
La planta aparece en el último plan de expansión de la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa), donde se contempla la construcción de la cuarta línea de transmisión desde Chiriquí Grande a Panamá.
Además, Egesa contrató una consultoría para que prepare dos informes semestrales de seguimiento al cumplimiento del estudio de impacto ambiental (EIA). El primer informe corresponde al periodo de septiembre de 2019 a febrero de 2020, y el segundo, de marzo hasta agosto de 2020.
Este requisito lo debe cumplir Egesa como promotor del proyecto para mantener la concesión vigente, de acuerdo con la regulación de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP).
También se le exige a Egesa velar por el cumplimiento del EIA aprobado en 2013, a través de la presentación de reportes periódicos de seguimiento al Ministerio de Ambiente, que demuestren que se están realizando los trámites para desarrollar el proyecto.
Desde 2017, Egesa ha estado a cargo del proyecto. Durante la pasada administración gubernamental se intentó licitar para encontrar un socio estratégico que desarrollara la hidroeléctrica, pero no se concretó nada. Rafael Terán, quien se ha mantenido como gerente de Egesa desde la pasada administración, no respondió la llamada de este diario para conocer qué se ha avanzado para licitar la obra.
Esta sería la última hidroeléctrica de embalse que se construiría en el país, según han señalado los expertos, debido a que quedan muy pocos caudales para este tipo de generadoras, además del impacto social y ambiental que causan.
La hidroeléctrica estaría a 15 kilómetros hacia arriba del proyecto Changuinola 1, construido y operado por AES Changuinola.

