Resignados, los parisinos salieron a las calles con mascarillas, cuyo uso es obligatorio desde ayer en toda la ciudad para frenar una segunda ola de la Covid-19, aunque algunos “olvidadizos” o “despistados” portaban la indumentaria sobre la barbilla o alrededor del brazo.
“Ya llevábamos mascarilla en los transportes públicos, en los supermercados, en las tiendas... ¿pero en las calles?, ¡me parece exagerado!”, rezonga Pauline, de 34 años, que se resignó a salir de su casa con el rostro cubierto para librarse de pagar una multa de 160 dólares.
El tapabocas ya era obligatorio en algunas de las arterias más concurridas de París y en los lugares públicos cerrados, pero ante un inquietante repunte de los contagios, las autoridades ampliaron la medida a todas las calles de la capital y sus suburbios.
Prevención
La mayoría de los residentes de la capital francesa conocieron por los diarios que el uso de tapaboca es obligatorio al salir de sus casas, situación que fue criticada por grupos que defienden su derecho a no utilizar la mascarilla en lugares públicos.
La epidemia está volviendo a ganar terreno en todo el país. ¡Es el momento de actuar!”, declaró combativo el jueves el primer ministro francés, Jean Castex, que busca evitar a toda costa un nuevo confinamiento general de la población que hundiría al país en una recesión aún más profunda.
En las últimas 24 horas, la dirección general de salud francesa contabilizó más de 7 mil nuevos contagios confirmados, una progresión “exponencial”.
París, pero también Marsella, donde la mascarilla ya es obligatoria desde el martes pasado, centran todas las miradas, ya que figuran entre las ciudades donde el virus circula activamente.
La mayoría de parisinos acataban la medida, aunque no todos llevaban la mascarilla de forma adecuada. “¡Es difícil respirar!”, se justifica un usuario de un autobús cuando un vecino le pide que se cubra la nariz. Otros la llevaban colgada de una oreja o puesta pero en la barbilla.
Por ser primer día, la policía se dedicará este viernes únicamente a informar, indicó la adjunta de la alcaldesa de París, Anne Souyris. Pero la clemencia sólo durará 24 horas. Después, tendrán que sacar las billeteras.
