Panamá ha demostrado en los últimos años fortaleza a la hora de salir a los mercados de deuda para obtener recursos. Incluso en medio de la pandemia del nuevo coronavirus, que ha provocado una profunda crisis económica, el Gobierno ha obtenido recursos con condiciones favorables.
El efecto colateral fue un sustancial aumento de la deuda, que junto al deterioro de la economía y las métricas fiscales, se ha traducido en rebajas en la calificación de riesgo del país.
En los próximos años, Panamá tendrá que seguir acudiendo al mercado, tanto para financiar los previsibles déficits de las cuentas del Gobierno como para refinanciar importantes vencimientos de deuda.
Solamente entre 2021 y 2025, es decir, durante cinco ejercicios, el país enfrenta vencimientos por $10,694 millones, según el perfil de amortización de deuda actualizado al mes de febrero de 2021 y que figura en el portal de la Dirección de Financiamiento Público del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Solamente para 2024, último ejercicio de la actual administración gubernamental, vencen $3,805 millones.
La Dirección de Financiamiento Público señaló que “si bien es cierto que el perfil de amortización resulta representativo para los próximos años, la República apuesta por el refinanciamiento de deuda a tasas competitivas y administrar eficientemente los riesgos más relevantes que afecten el portafolio de deuda soberano como la concentración de pagos y la volatilidad de tasas”.
El año pasado, por ejemplo, el MEF ejecutó una operación de manejo de pasivos recomprando $377.8 millones de la Nota del Tesoro 2021 y el Bono del Tesoro 2022 para reducir el saldo de esos compromisos.
Otra de las estrategias seguidas por el Gobierno para mitigar el riesgo de refinanciamiento es hacer emisiones a más largo plazo, extendiendo el vencimiento promedio ponderado de la deuda.
Las condiciones de mercado y de la percepción de riesgo de Panamá cuando vaya a hacer estas operaciones en el futuro serán fundamentales para determinar el costo al que capta fondos el país.
Por el momento las condiciones han sido favorables. El costo promedio de la deuda pública al cierre de diciembre de 2020 se ubicó en 4.03%, lo que supuso una reducción de 59 puntos básicos al compararse con el cierre anterior. Y a febrero de 2021, el mismo se ubica en 3.99%.
Así, según la Dirección de Financiamiento Público, “las situaciones relacionadas a la calificación crediticia del soberano no han causado un efecto adverso en el costo de endeudamiento y la tendencia a la baja en el costo promedio ponderado de la deuda pública se ha mantenido”.
A futuro, uno de los factores que puede incidir en la percepción de riesgo del mercado es la calificación soberana del país, que fue rebajada por las tres grandes agencias de rating entre noviembre de 2020 y marzo de 2021. En el caso de Fitch, el país está a un solo escalón de perder el grado de inversión, categoría que identifica a los países con mayores niveles de solvencia, lo que les permite obtener mejores condiciones en las emisiones.
Para el economista Ernesto Bazán “no es necesario que el país pierda el grado de inversión para que los préstamos le resulten más caros, solo es necesario que su riesgo aumente”.
El analista opinó que, “independientemente de que perdamos o no el grado de inversión, es más probable que a futuro tengamos un costo de deuda más alto a que tengamos un costo de deuda más bajo”.
Bazán explicó que los intereses que genera la deuda los paga “toda la sociedad” a través de sus impuestos o cuando se reciben menos servicios públicos, “porque si vas a pagar más intereses, entonces te toca gastar menos en educación, salud o seguridad”, explicó.
Bazán dijo que la estrategia que él recomienda es emitir bonos a muy largo plazo, como 50 o 60 años, y aprovechar que se conserva el grado de inversión y el momento de tasas bajas.
“De esta manera, el país toma un respiro y tiene menor presión en cuanto a los vencimientos. Con vencimientos muy recurrentes, tienes una presión fuerte por parte de los acreedores y la incertidumbre que puede generar un aumento del riesgo por una rebaja de calificación o el desequilibrio en el mercado te puede complicar el panorama”, apuntó.
Uno de los factores que analizan los calificadores, y que será fundamental para mantener el grado de inversión, es la reducción de los niveles de déficit fiscal.
Bazán dijo que “los gastos fiscales y los ingresos están muy desbalanceados”, como reflejaron todo los indicadores al cierre de 2020.
“Al haber perdido capacidad de generar ingresos, se necesita ajustar los gastos. Todavía no se ha tomado una conciencia adecuada de la necesidad de manejar los gastos con mucha austeridad”.
Además de los elementos que definen el riesgo percibido de Panamá, también se deberá tener en cuenta el momento del mercado cuando el Gobierno vaya a emitir deuda. 2020 estuvo marcado por las tasas bajas, pero algunos analistas apuntan a la posibilidad de un incremento a futuro.
El economista y profesor universitario Manuel Brea explicó que los precios de los bonos panameños han caído en las últimas semanas, lo que significa que los inversionistas están buscando un mayor rendimiento.
A su juicio, esto se explica por un ajuste al alza en los rendimientos de los bonos del Tesoro norteamericano, más que por la rebaja en la calificación de riesgo de Panamá.
“Este ajuste se deriva de la expectativa de los inversionistas de un futuro incremento en las tasas de interés. Hay que tener especial cuidado con esto pues ante este escenario y con menor calificación, el premio exigido por los inversionistas sería mayor, poniendo más presión en las finanzas públicas”, sostuvo Brea.