Clive Wearing, un aclamado músico, perdió casi por completo su memoria debido a una infección en el cerebro. O al menos así parecía.
Clive Wearing no podía recordar que tocaba instrumentos, pero una vez que sus dedos tocaban las cuerdas de su guitarra, la música volvía a él.
Cuando entramos en una racha de trabajo intenso y productivo, no queremos detenernos. Así se siente el hustle.
El hustle es tirar a ganar y estar seguros de que así lo haremos. Cuando perdemos el hustle quedamos paralizados.
De repente, ya nada nos parece una buena idea. Y si las ideas se salvan de nuestro injusto juicio, estamos demasiado desmotivados como para ejecutarlas.
De repente aletargados, el hustle es un recuerdo distante de mejores tiempos. Cuando perdemos el hustle, aun cuando queremos secretamente recuperarlo, mucho más secretamente tememos que nunca lo haremos.
Para (empezar a) recuperar nuestro hustle podemos hacer tres cosas:
1. Reconocer por qué se nos terminó: Es posible que estés en temporada baja o en invierno productivo. El hustle es una energía naturalmente cíclica.
Hace unos días leí “Ni siquiera las flores florecen el año entero. Ten paciencia contigo mismo”.
Sin embargo, también es posible que no hayamos cuidado nuestro hustle como un recurso que se agota.
Cuando trabajamos exageradamente, con estrés y sin descanso, nos quemamos. Trabajar sin proteger ni alimentar el hustle no es sostenible ni para nosotros ni para nuestro trabajo.
Al reconocer por qué se agoto tu hustle puedes poner en perspectiva cómo salir a recuperarlo y luego cómo cuidarlo.
2. Dile que sí a algo más que no sea trabajo: la energía es energía, no importa de dónde venga. Si se te dificulta conseguirla de tu trabajo, búscala en otro lugar. Búscala en un hobby o un pasatiempo creativo. Búscala y luego redirígela hacia el trabajo.
3. Volver al ruedo: Debemos establecer una práctica o rutina diaria, aunque al principio se sienta forzada.
Eventualmente, la frecuencia disciplinada empezará un momentum que se convierta en duración. Es entonces cuando cruzamos la frontera del hustle y nuestro trabajo cobra vida, y nos empieza a regresar la energía que le metimos.
La acción y la inacción, aunque opuestos en dirección, son exactamente iguales en magnitud. Ambas se reproducen en espiral.
La acción genera más acción, mientras que la inacción genera más inacción. Si nuestro arte es nuestro trabajo, es nuestra música, solo las manos en la guitarra despiertan la melodía.
La autora es promotora de emprendimiento.