La posibilidad de que se concrete una enorme transacción en el mundo eléctrico de Panamá ha encendido las alertas en el sector, debido a las implicaciones que tendría para el mercado y los clientes si el contrato de energía de Panamá NG Power, es adquirido por la sociedad Generadora de Gatún, S.A., controlada por AES.
La negociación se adelanta en medio de la incertidumbre y falta de información suministrada por parte de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP), que como entidad reguladora del sector, no ha dicho si la licencia de NG Power está vigente y si la ley permite esta transacción.
“Los números dicen que AES pasaría a ser la empresa que controlará por lo menos el 80% de la potencia contratada y de la energía que se suministra bajo contrato”, dice Juan Antonio Brenes, de la Cámara Panameña de Generadores Eléctricos (Capageh), integrada en su mayoría por plantas pequeñas.
En el modelo panameño, las plantas de generación producen la energía que venden a través de licitaciones a las distribuidoras Naturgy (Edemet-Edechi) y ENSA, encargadas de suministrar la electricidad a los clientes finales del país.
AES Panamá, subsidiaria de la estadounidense The AES Corporation, opera en el país 5 plantas hidroeléctricas, una planta de gas natural licuado en Colón, una planta de 22 aerogeneradores en Penonomé y desarrolla cuatro plantas con generación solar. (Ver tabla)
Con estas plantas AES tiene una capacidad instalada que supera los mil 200 megavatios y si se añade la planta de NG Power de 670 megavatios, estaría cerca de los 1,900 megavatios, es decir, casi la demanda máxima registrada que es de 1,969 megavatios. Se trata de que un solo jugador tendría el mayor porcentaje de participación en el mercado eléctrico, poniendo en juego la intervención de otras generadoras ya instaladas.
En la directiva de Generadora de Gatún participan Juan Ignacio Rubiolo de AES México, Centroamérica y el Caribe; además de Miguel Bolinaga, presidente de AES en Panamá y Mónica Lupiáñez, de la empresa InterEnergy. Entre los directores no hay representante de AES Estados Unidos.
Para Brenes, la transacción entre Generadora de Gatún y NG Power “es algo que se debería estudiar muy detenidamente antes de poder aprobarla, y de hecho, la ASEP puede intervenir en caso de que haya una posible manipulación o posición dominante en el mercado que pueda afectar la viabilidad del mercado y de otras empresas”.
Si la transacción se concreta sería “gravísimo” para las plantas de generación pequeñas “porque si no hay la posibilidad de nuevos contratos y las distribuidoras van a estar subcontratadas, esas generadoras pequeñas podrían salir del mercado”, añade Brenes.
Pero además del golpe a las empresas generadoras existentes, donde se producen cientos de empleos, también habría un impacto en la tarifa de energía de los clientes finales debido a los precios ofertados.
Según Brenes, el precio del contrato de Panamá NG Power es de más de 11 centésimos el kilovatio hora, algo que es alto, “porque en las últimas licitaciones hubo ofertas de 8 y 9 centésimos el kilovatio hora”.
“Por qué nosotros vamos a proteger un contrato que se licitó en un momento en el cual el mercado era caro... Estamos viendo que van a salir plantas hídricas que podrán ofrecer menos de 10 centésimos el kilovatio hora”, dice.
La salida a esta situación de NG Power, añade Brenes, al igual que muchos otros representantes del mercado eléctrico es “hacer una licitación nueva y abierta para todos los proyectos que quieran ingresar y que pueden ser de energía renovable, porque nosotros decimos que vamos a fomentar la energía renovable y estamos protegiendo un contrato de energía no renovable o de hidrocarburo”.
Aunque el gas natural es menos contaminante que otros derivados del petróleo, la tendencia global es a impulsar las energías renovables no convencionales como solar y eólica, algo que está promoviendo la Secretaría Nacional de Energía, responsable de las políticas energéticas del país.
Licencia para negociar
Una parte del sector eléctrico coincide en que NG Power debía tener la licencia vigente para que su contrato de generación sea válido. La ASEP no ha publicado la resolución sobre la extensión de vigencia de la licencia de esta empresa. Este diario solicitó por escrito a la ASEP la información sobre el estatus de la licencia de Panamá NG Power, pero no hubo respuesta hasta el cierre de esta edición.
Sobre este tema, en enero pasado el abogado Enrique Alberto De Gracia presentó una denuncia contra el administrador de la ASEP, Armando Fuentes ante la Fiscalía Anticorrupción del Ministerio Público. El denunciante alegó abuso de autoridad e infracción de los deberes públicos por parte de Fuentes al no cancelarle la licencia a NG Power debido a que había incumplido con varios de los requisitos que se le habían solicitado. Por ejemplo, mencionó que la empresa no ha cumplido con el requisito de estudio de impacto ambiental categoría III en lugar de categoría II que fue el que presentó, entre otros.
Sin embargo, en opinión de Víctor Urrutia, exadministrador de la ASEP y exsecretario Nacional de Energía, la transacción entre Generadora de Gatún y NG Power “no requiere licencia, pero para ejecutar el contrato sí se requiere de un generador con licencia”.
Tres administraciones
El proyecto Panamá NG Power nació en 2011 con la administración del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014) cuando la empresa recibió la licencia provisional de la ASEP y dos años más tarde se adjudicó el contrato para el suministro de 550 megavatios en una licitación donde no hubo más participantes.
Durante la administración del expresidente Juan Carlos Varela (2014-2019), la nueva administración de la ASEP entró en una disputa legal con la empresa luego que la entidad reguladora exigiera el cumplimiento de algunos requisitos como la entrega del cierre financiero, pero NG Power presentó recursos y amparos ante la Corte Suprema de Justicia que mantuvieron con vida el proyecto, al obtener el aval de los magistrados con la admisión de los recursos.
En 2019, tras la llegada al poder del Partido Revolucionario Democrático (PRD), el proyecto tomó un nuevo giro. La empresa, en la cual la cara visible es el empresario y prominente dirigente del PRD, Mayor Alfredo Mello Alemán, anunció que desistía de un amparo de garantías constitucionales presentado ante la Corte Suprema de Justicia con miras a que la nueva administración de la ASEP reanudara el trámite administrativo del proyecto de explotación de la planta eléctrica a base de gas natural, en Colón.
En abril de 2018, NG Power informó que había comenzado el movimiento de tierra en el área de Telfers para construir la planta, pero no hubo mayores avances. Hoy el proyecto solo existe en papel. Su construcción tomaría por lo menos 30 meses. A la par de esta construcción, Etesa tiene que construir la línea de transmisión desde Telfers hasta la subestación Sabanitas para transportar la energía. Si esta línea no está lista en el momento que la planta de NG Power comienza a operar, se tendrá que pagar por la energía generada no despachada, debido a que Etesa debe tener la disponibilidad de la línea. En el plan de expansión de Etesa 2020 se señala que para la vinculación del proyecto NG Power, ubicado en Telfers, provincia de Colón, será necesario la construcción de una nueva línea de 230 KV, de doble circuito, montando inicialmente un solo circuito, de aproximadamente 16 kilómetros de longitud, hasta la subestación Sabanitas 230 KV. Además, será necesario seccionar uno de los circuitos de la línea Costa Norte de AES Colón a Sabanitas 230 KV, de manera que este proyecto, junto con Costa Norte, cuenten con la suficiente capacidad de transmisión. También será necesaria la ampliación de una nave de dos interruptores en la Subestación Sabanitas 230 KV GIS para la conexión de este nuevo circuito. Toda esta infraestructura tendría un costo aproximado de $26.2 millones. Etesa espera dar en los próximos meses la orden de proceder del proyecto Sabanitas-Panamá III, pero no ha informado sobre la licitación de construcción para la línea a Telfers.