La polémica decisión de Siemens de proveer material ferroviario para construir una inmensa mina de carbón en Australia irrumpió en su junta de accionistas, con manifestantes reclamando a la empresa alemana que se retire del proyecto.
Siemens había anunciado este un resultado sólido en el primer trimestre, con una ligera caída del 3% interanual de su resultado neto, hasta mil 208 millones de dólares.
Pero las cifras quedaron en segundo plano mientras los manifestantes se concentraban a las puertas del pabellón Olympiahalle, en Múnich, donde se celebra la junta de accionistas.
Unas cien personas ya estaban en el lugar desde temprano por la mañana, algunas formando una cadena humana.
El martes Greenpeace desplegó una pancarta en la sede de Siemens en Múnich que rezaba “Los incendios empiezan aquí” y “#StopAdani”, en referencia a la compañía india que lidera el proyecto.
Continuaremos protestando mientras Siemens no dé marcha atrás, dijo Helena Marschall, una de las representantes del movimiento de protesta, en una rueda de prensa el martes.
Marschall debería hablar en la junta de accionistas, mientras en el exterior se prepara una manifestación contra la compañía para que abandone el carbón.
Tras varias semanas de polémica, el director ejecutivo de Siemens, Joe Kaeser, decidió finalmente mantener un contrato acordado con el grupo indio Adani, que construirá la mina Carmichael, situada en el estado australianoa de Queensland.
El país ha sufrido en los últimos meses una ola de incendios sin precedentes atribuidos por los científicos al cambio climático, provocado, entre otros, por la quema de carbón.
El contrato implica que Siemens proveerá material de señalización ferroviaria para esta enorme mina al aire libre, situada no muy lejos de la Gran Barrera de Coral.
Según medios europeos, se estima que el negocio es de unos 20 millones de dólares, una cantidad que en la prensa alemana se describe como irrisoria en vista del volumen de negocio que mueve la compañía de Kaeser, que se estima actualmente en unos 89 mil millones de dólares al año.
Grupos como Extinction Rebellion y Fridays for Future están movilizados para protestar durante la junta de accionistas de Siemens.
¿Qué es más importante, una pequeña pérdida financiera a corto plazo o las desastrosas consecuencias que tendrá un proyecto así durante generaciones?, dijo Marschall.
Junto a otros activistas medioambientales, Marschall fue invitada a hablar por un grupo de accionistas de Siemens.
A mediados de enero, cuando ya habían empezado las protestas por el contrato, el director ejecutivo Joe Kaeser se reunió con Luisa Neubauer, una activista de Fridays for Future.
Sin embargo en un comunicado posterior afirmó que cumpliría su contrato por valor de 22 millones de dólares. Tenemos que cumplir nuestra obligaciones contractuales, afirmó.
Ser un socio creíble que cumple su palabra también nos asegura que seguiremos siendo un socio efectivo para un futuro más verde, añadió.
La compañía tiene previsto además crear un 'comité de sostenibilidad con poderes para bloquear proyectos cuestionables en materia de medio ambiente.
Siemens asegura apoyar el acuerdo sobre el clima de París de 2015 y aspira a alcanzar la neutralidad de carbono en 2030.
La mina al aire libre de Carmichael debería ser operativa el año que viene con una producción estimada en 27 millones de toneladas de carbón al año.
El grupo indio Adani estuvo años buscando financiación para su proyecto en Australia y en 2018 anunció que lo financiaría él mismo por 2 mil millones de dólares.
Según los que lo apoyan, el proyecto debería crear cientos de puestos de trabajo en el estado rural Queensland.
Pero los defensores del medio ambiente aseguran que amenaza las especies locales y que para transportar el carbón habrá que usar un puerto cercano a la Gran Barrera de Coral, ya muy deteriorada.
Gran parte del carbón producido en Australia se consumirá en India, uno de los países del mundo con mayor nivel de contaminación.