Solo 5% de la chatarra electrónica que se recicla en Panamá es transportada por los propios consumidores a las empresas encargadas de gestionar los residuos de los electrodomésticos.
Por lo general, “el 95% de la basura electrónica recolectada en las recicladoras se busca directamente en las viviendas, así como en las pequeñas y grandes empresas”, asegura Oscar Romero, gerente de operaciones de Renuevo Panamá, una empresa que se encarga de la gestión de la chatarra electrónica en el país.
Se trata de computadoras (CPU), monitores y laptops, televisores, tabletas, refrigeradoras, teléfonos celulares, lavadoras, secadoras, estufas eléctricas, impresoras de gran tamaño, entre otros artículos que ya alcanzaron su “vida útil” en los hogares u oficinas y que por lo general van a parar en los contenedores de recolección de basura y no en una recicladora.
Esto supone que en Panamá aún no es funcional la economía circular de residuos electrónicos.
El Ministerio de Ambiente reconoce que actualmente gran parte de la población deja estos residuos en los depósitos de basura. De hecho, se estima que entre 1% y 5% de la basura que se vierte en Cerro Patacón corresponde a desechos electrónicos.
“Esta no es la manera adecuada de disponer de estos residuos. Existen empresas recicladoras que se dedican a la recepción de los materiales eléctricos y electrónicos y compañías con responsabilidad social que reciben también los celulares usados para su posterior disposición”, asegura un portavoz del Ministerio de Ambiente.
Pero, esto no solo ocurre en Panamá. La pulsante carrera tecnológica global dejó como herencia un promedio de 50 millones de toneladas métricas de basura electrónica solo en 2019. Esta montaña de desechos se generan en su gran mayoría en los países desarrollados, de acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas.
En Panamá, una empresa recicladora puede procesar entre 8 y 10 toneladas de chatarra electrónica en un promedio de 45 días, es decir, entre 64 y 81 toneladas al año.
De acuerdo con el último reporte de la Contraloría General de la República, en 2015 se generaron 32 mil 597 toneladas de basura electrónica en el país.
Muchos de estos aparatos abandonados aún tienen valor comercial, algunos porque todavía funcionan y otros porque contienen materiales valiosos que pueden reciclarse.
En este proceso de gestión, la empresa recicladora Renuevo Panamá se encarga de recolectar los artículos en el sitio, luego pasan por un proceso de segregación (separación de compuestos como plásticos, metales y tarjetas electrónicas), para luego proceder al almacenamiento temporal y, por último, la disposición final (exportación de los residuos).
Lo más valioso que guardan estos artículos desechados es la tarjeta electrónica (Pcb, por sus siglas en inglés) -o circuitos impresos-, que son las placas donde van unidos los microchips. “Es la materia prima de la minería urbana. Estos dispositivos se refinan nuevamente para obtener metales [oro y platas], así como nuevos equipos electrónicos”, explica el gerente de operaciones de la empresa.
El reciclaje de la chatarra electrónica puede generar un retorno promedio de entre $0.5 a $0.7 por libra. Estos artículos tienen costos asociados. “Hay que invertir un costo de horas hombres para el desarme y limpieza correcta para que no sea contaminante”, asegura.
Al margen del negocio que significa para algunas empresas esta actividad, también tiene un impacto positivo en el ambiente, porque se evita que estos materiales se degraden en basureros, contaminando los suelos.
MiAmbiente advierte que estos residuos pueden contener materiales que son considerados desechos peligrosos dentro de las partes, como lo son los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) que se encuentran en los vertederos en contacto directo con el suelo.
En su disposición final, el 80% de los residuos sale del país para continentes como Asía (siendo el principal mercado China) y Europa.
De acuerdo con datos de la Contraloría General de la República, entre enero y diciembre del año pasado se exportaron unos $53 mil 461 entre acero, cobre y aluminio. En total, fueron 147 mil 599 kilogramos de materiales que salieron de Panamá gracias al proceso de reciclaje.