La escasez de fondos que afecta a un estado brasileño clave será una prueba de la capacidad del Gobierno federal para evitar las solicitudes de una rebaja de la deuda a nivel regional, en momentos en que la mayor economía de América Latina se contrae, dijo el miércoles la agencia Moody's Investors Service.
Analistas liderados por Paco Debonnaire dijeron en un reporte que la cesación del pago de la deuda del estado de Río Grande do Sul genera preguntas sobre la supervisión federal de las prácticas de gasto del estado. En agosto, el Gobierno federal congeló las cuentas de Río Grande después de que un desplome de los ingresos llevara al estado a suspender el pago de su deuda.
Una preocupación particular deriva de la potencial rebaja de la deuda federal que otros estados puedan buscar como consecuencia de la crisis de Río Grande, sostiene el reporte.
El Gobierno federal, que enfrenta las consecuencias de la peor recesión en Brasil en 25 años y una baja generalizada de la recaudación por impuestos, es acreedor de casi el 80% de la deuda estadual y municipal en el país.
Las penurias de Río Grande sintetizan los problemas más acuciantes de Brasil: equilibrar las finanzas de la mayoría de los 27 estados del país después de años de despilfarro. El Gobierno federal no ha mostrado ninguna señal de que exonerará a Río Grande do Sul del pago de intereses, dijo Moody’s.
La supervisión federal no logró evitar las dificultades financieras de Río Grande do Sul, ya que el estado se mantuvo a la zaga de sus pares al fijar las metas de reducción de deuda durante la última década, mostró el reporte.