La economía mundial funciona a través del intercambio de dinero real en efectivo por promesas de pago o créditos a través de bancos y entidades financieras que cobran tasas de interés por los créditos otorgados.
El crédito es un requisito indispensable para el movimiento del sistema financiero. Así como las personas necesitan aire para vivir, el crédito permite que se desarrollen las actividades bancarias y comerciales. Sin crédito no puede funcionar el sistema monetario y financiero.
Existen dos clases de bancos: los Comerciales y los de Inversión.
Los Bancos Comerciales reciben dinero de los depositantes por una tasa de interés, y a su vez lo prestan a una tasa mayor. Así el banco puede pagar los intereses a sus depositantes y obtener ganancias.
El banco vende el dinero real de depositantes por promesas de pago o créditos a personas para comprar casas mediante hipotecas, a empresas para comprar equipo, etc. Gracias al crédito, una persona recibe el dinero que necesita hoy, a cambio de pagar más dinero después.
La Banca de Inversión, por su parte, utiliza el dinero de clientes y los invierte en instrumentos financieros llamados valores, tales como son acciones de empresas, bonos, fondos mutuos, fondos de inversión y otros. El banco cobra el servicio y obtiene así sus ganancias al administrar dinero.
En este caso la regla es al revés, el banco vende un instrumento financiero llamado valor que es una promesa de pago o crédito a cambio del dinero real en efectivo del cliente. La ganancia que recibirá el cliente es el repago de una cantidad mayor a la invertida, ya sea mediante la tasa de interés establecida en el instrumento financiero a lo largo del tiempo o a través de la especulación de que esta inversión subirá de precio, lo cual no siempre ocurre.
A mayor riesgo, mayor la tasa de interés y también el riesgo de pérdida parcial o total.
Los bancos tienen la responsabilidad de hacer un análisis del crédito serio y cuidadoso, tanto de sus préstamos como de sus inversiones, para no poner en peligro el dinero de sus depositantes y clientes. Para este efecto, a los instrumentos y entidades financieras se les otorgan grados de inversión mediante números y/o letras con el fin de que el inversionista tenga una supuesta idea del riesgo respectivo, lo cual no necesariamente es una garantía, ya que es sólo un marco de referencia.
En la Gran Depresión de 1929, la emisión e inversión irresponsable en instrumentos financieros sin valor real, que aumentaban de precio solo si se continuaban comprando (pirámides), obtenidos en la bolsa de valores para especulación por parte del público y entidades financieras, provocó que Estados Unidos creara leyes para impedir que una misma entidad financiera llevara a cabo Banca Comercial y Banca de Inversión (Glass - Steagal Act).
En 1999, se revocó esta prohibición (Gramm - Leach - Bliley Financial Services Modernization Act que revoca Glass - Steagal Act). Ahora una misma entidad financiera puede hacer todo: recibe depósitos, prestar dinero e invierte en bolsa.
En el año 2001, el Gobierno de los Estados Unidos bajó las tasas de interés, dando acceso al crédito a personas que antes no podían comprar casas. Otorgaron préstamos a personas sin ingresos fijos ni trabajo fijo, por montos superiores al valor real del inmueble, ya que se esperaba que la casa iba a subir de precio pronto. Con gran especulación, el mercado inmobiliario compraba casas más rápido de lo que se construían. A estas hipotecas se les llamó subprime: más riesgo de no pago, contrario a las prime: poco riesgo de no pago.
Esto provocó la subida de precios sin control ni fundamento, creando una burbuja inmobiliaria.
La economía de los Estados Unidos estaba en buenas condiciones y esperaba que un deudor encontraría trabajo y pagaría la deuda.
La Banca de Inversión vio una gran oportunidad de negocios y transformó estas hipotecas en instrumentos financieros negociables para compraventa en la bolsa de valores. Se les otorgó grado de inversión por agencias independientes y fueron garantizadas por compañías aseguradoras. Pensaban que por estar garantizados con hipotecas estos valores no tendrían problemas.
Muchas entidades financieras los vendieron sin entender que los precios que suben también bajan y que la tendencia alcista del valor de los inmuebles no sería permanente. Se cobraron generosas comisiones por estas ventas. Después, subieron los tipos de interés.
A inicios de 2007, el precio de la vivienda se desplomó, y los deudores se dieron cuenta que estaban pagando hipotecas mayores a lo que realmente valía su casa.
Subió el precio del petróleo causando estragos en la economía mundial, dando lugar a mayor especulación en los precios de todo, por lo tanto, subió el precio de todas las materias primas y de los alimentos. Las personas dejaron de pagar las hipotecas, por lo que los bancos debieron recurrir a sus propios depósitos para pagar los valores emitidos por hipotecas, dando lugar al descalabro de los bancos.
Las personas al estar en apuros económicos compraban menos, por lo que las empresas a su vez disminuían las compras a sus proveedores y estos a los fabricantes. Las ventas disminuyeron y no se podía sostener el volumen de personal, por lo que se empieza a despedir, disminuyendo las planillas en las empresas, dando lugar a la recesión global que actualmente sufre el mundo.
Durante la Gran Depresión, el presidente Roosevelt impulsó la economía con obras públicas. Con el presidente Obama, la Reserva Federal ha ido inyectando liquidez al sistema monetario para que los bancos puedan tener dinero. En Europa los Gobiernos han tomado medidas similares.
Afortunadamente, el Sistema Bancario de Panamá se mantiene sólido y estable. La ampliación del Canal y otros proyectos de obras públicas han contribuido a mantener en movimiento la economía panameña.
Sería conveniente considerar una reforma fiscal que fortalezca la clase media, la cual sostiene a nuestro país, para que los hogares panameños tengan más ingresos y se mantenga nuestra economía sana y en movimiento. El dinero que se reingrese de esta forma sería reinvertido en gastos generando otros impuestos y ayudando a todo el sistema, ya que nuestra economía es muy elástica.
Le corresponderá al nuevo gobierno elegido el 3 de mayo de 2009 ejecutar un plan de estímulo para que la crisis global sea atendida con prudencia en Panamá.
El autor es abogado