La economía de China se recuperó con fuerza de la pandemia, apoyada en una nube de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto plantea interrogantes sobre cómo el país equilibrará sus nuevos objetivos de crecimiento con los de cambio climático.
Las emisiones de dióxido de carbono aumentaron 4% en el segundo semestre de 2020, en gran parte como resultado de una recuperación liderada por la industria pesada que provocó un aumento en la producción de acero y cemento y un repunte en el consumo de combustibles fósiles en el país, según el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés).
Pekín registró la peor calidad del aire en más de un año, mientras sus principales líderes se congregaban en la capital para reuniones legislativas anuales este mes, lo que llevó al Gobierno local a emitir una alerta por fuerte contaminación del aire.
“Es un recordatorio importante para China”, dijo Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Ambientales. “Muestra que algunas regiones realmente no han hecho suficiente esfuerzo para reducir las emisiones. Todavía se están aprobando y construyendo proyectos altamente contaminantes y con uso intensivo de energía”.
Esfuerzos para alcanzar un objetivo de crecimiento de más de 6% definido la semana pasada por el primer ministro, Li Keqiang, probablemente mantendrán un énfasis en las industrias contaminantes, al menos a corto plazo, lo que complicará la tarea de alcanzar los objetivos de llegar a emisiones máximas en 2030 y lograr la neutralidad de carbono en 2060, dijo Yan Qin, analista de carbono en Refinitiv Carbon.
“Mantener como prioridad a corto plazo el crecimiento económico y la estabilidad del empleo significará un mayor crecimiento en las emisiones”, dijo.
“Las emisiones más altas en 2021 y los próximos años elevarán el nivel para que China logre un pico de emisiones antes de 2030, lo que requerirá medidas más estrictas para implementar más adelante”.
Un riesgo es que los Gobiernos locales o las empresas estatales podrían ser indulgentes a corto plazo para introducir proyectos intensivos en carbono, dijo Qin.
Luego de una contracción en la inmediatez de la pandemia de coronavirus, la recuperación en forma de V de China la convirtió en la única economía importante en expandirse el año pasado. También fue el único gran contaminador que registró mayores emisiones en 2020 que un año antes.
En el segundo semestre, el consumo de carbón de China aumentó cerca de 3.2%, la demanda de petróleo registró un repunte de 6.5% y la producción de cemento y acero aumentó 8.4% y 12.6% respectivamente, según CREA.
Datos del mes pasado en el comunicado estadístico anual del país revelaron que esos avances impulsaron aumentos todo el año para las industrias.
La recuperación de China está retrasando los planes para reformar su economía al priorizar la industria y la construcción sobre el consumo y los servicios, dijo Lauri Myllyvirta, analista líder de CREA. El dinero se ha dirigido a nuevos proyectos de combustibles fósiles a pesar del llamado del presidente Xi Jinping hacia una recuperación verde global, indicó.
Los planes climáticos anunciados la semana pasada también fueron considerados decepcionantes. Las propuestas no establecieron un objetivo firme para reducir las emisiones, y no hubo decisión de adelantar el año 2030 como fecha en que China espera alcanzar su punto máximo.