Al margen de encontrarse en cada extremo de los hemisferios, la relación entre Panamá y China es más cercana de lo que supone. Los lazos se han estrechado con el paso del tiempo, desde que la cultura asiática se instaló en el istmo hace 160 años, hasta el intercambio comercial que promovió la Zona Libre de Colón (ZLC) en la década de 1950.
Y el establecimiento hace cinco meses de relaciones diplomáticas entre ambos países no hizo más que abrir el abanico de oportunidades de intercambio, inversión y cooperación: los 19 acuerdos que firmaron a mediados de noviembre los presidentes Juan Carlos Varela y Xi Jinping condensan una relación que siempre estuvo ahí.
El siguiente paso, advirtió ayer el embajador de China en Panamá, Wei Qiang, consiste en ir consolidando constantemente una buena confianza política entre los dos países.
“Como todos podemos comprender, una buena confianza mutua constituye una base sólida para que haya cooperación y entendimiento entre los dos países”, dijo el embajador.
A este entendimiento se le dio forma durante la visita oficial panameña a Pekín, donde se acordó que Air China volará dos veces por semana al istmo a partir de marzo de 2018; que las embarcaciones con pabellón panameño recibirán mejor trato tributario en materia portuaria cuando recalen en China; que los ciudadanos chinos ya no tienen restringida su visa para llegar a Panamá.
Para China, asociarse con Panamá es potenciar su crecimiento económico y cultural en América Latina. Este aspecto, a su vez, fortalece al hub logístico panameño, punta del iceberg de crecimiento y sostenibilidad económica.
Para Panamá, estrechar lazos con la segunda potencia económica del mundo, con más de mil 400 millones de habitantes, augura oportunidades en infraestructura, turismo, gobernabilidad, y en la comercialización de bienes.
Y para trabajar en este último tema, el ministro de Comercio de China, Zhong Shan, visitará Panamá en la primera semana de diciembre, y se reunirá con su homólogo panameño, Augusto Arosemena.
PREPARAN TLC
La intención, dice Arosemena, es que las negociaciones del acuerdo comercial se inicien sobre el segundo semestre del próximo año. Pero antes, en la reunión con su homólogo se definirá un estudio de factibilidad para hacerlo.
Como referencia, cuando Centroamérica (incluido Panamá) negoció un acuerdo comercial con Corea del Sur, el estudio previo de factibilidad demoró unos seis meses, entre cinco países de la región.
Cumplido este paso, se establecerá un marco de negociación, que contenga el formato de la negociación, cuántas rondas tomará y se pautará un período para que los sectores privados de ambos países estén anuentes al proceso.
“Nosotros estamos arrancando negociaciones a mediados del otro año, en el segundo semestre. Haremos todo para que sea lo más rápido posible”, confirmó Arosemena a este medio. “Hay disposición de ambos países para que sea una negociación rápida”.
Y dicha disposición ya está en papel. Hace dos meses, explica Arosemana, se firmó un acuerdo entre el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) con la autoridad sanitaria de China para establecer un mecanismo ágil para la inspección de plantas panameñas: “Eso lo hablaré con el ministro, porque de nada me sirve ir rápido con un TLC y que la inspección demore”.
Otra firma que se estampó en el reciente encuentro oficial en China fue la de agilizar las inspecciones en materia agrícola y de cuarentena.
Las autoridades chinas realizan exhaustivas y rigurosas inspecciones de las plantas desde las que importarán productos. Por ejemplo, a Costa Rica, excelso exportador de piña, le tomó más de ocho años en poner su fruta insignia en el mercado chino.
Aunque no se han iniciado las negociaciones, Panamá ya sabe de dos temas que no estarán sobre la mesa: excluirá al pollo, papa, leche y arroz, que son productos sensibles para Panamá, y protegerá las 56 profesiones que están reservadas para panameños.
Al ser consultado por el intercambio comercial, el embajador Wei Qiang manifestó ayer que no se trata de “invadir” al mercado socio, sino de enriquecer las opciones de consumo de los consumidores.
“Estoy bien optimista y convencido de que se van a abrir más espacios y posibilidades de importación y exportación de productos agrícolas, sobre todo de aquí hacia allá”, puntualizó Wei Qiang.
De acuerdo con Arosemena, los bienes panameños que podrían tener mayores oportunidades de penetrar con éxito en el mercado chino son la piña, mango y otros frutos orgánicos, café, carne y productos del mar.
El año pasado, Panamá exportó bienes hacia China por $35.5 millones, que marcó una caída de 13% frente a los $40.9 millones de 2015.
Los principales productos que se enviaron fueron desechos de cobre, madera aserrada y en bruto, desechos y desperdicios de aluminio, entre otros.
Empresarios que visitaron China auguran inversiones y aprendizaje
La posible construcción de un ferrocarril de carga y pasajeros entre la ciudad de Panamá y David, en Chiriquí, fue uno de los primeros proyectos que se mencionaron cuando China y Panamá establecieron negociaciones diplomáticas.
Y, justamente, para algunos de los más de 40 empresarios panameños que viajaron a China durante la visita oficial panameña, la inversión en obras de infraestructura -y el conocimiento que esto acarrea- es uno de los sectores donde Panamá se podrá ver más favorecido.
En este sentido, Gil Ovadia, de Go Group, señala que asociarse con un país como China ayuda a que la mano de obra panameña se prepare para aprovechar las potenciales inversiones.
Asimismo, subraya que “tendremos la oportunidad de contar con más opciones de compañías que pueden licitar en Panamá, y no estar amarrados a las mismas compañías con las que trabajamos siempre”.
Para Julio De La Lastra, de la empresa naviera MOL, “abrir relaciones con China era una cuestión que se debía haber hecho hace tiempo”.
“Escuché que China está dispuesta a prestarnos cierto dinero, pero a intereses muy bajos, cosa tal que Panamá pueda potenciar construcciones y estructuras”, dijo De La Lastra, y agregó que los empresarios chinos no solo piensan en invertir en materia logística y portuaria, sino que también en bienes raíces y turismo.
Salomón Attie, de Magic Trading, quien ha negociado por más de 20 años con firmas chinas, apunta que los empresarios chinos “son gente muy organizada y muy preparada. Su visión de las cosas que quieren hacer la tienen bastante clara”.