El comportamiento de las reservas financieras de la Caja de Seguro Social (CSS) demuestra el crítico vaivén que impuso el confinamiento para intentar frenar la pandemia y los problemas estructurales que drenan las finanzas del subsistema exclusivo de beneficio de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Las reservas financieras de todos los programas que administra la CSS tuvieron un comportamiento a la baja el año pasado. Esto se explica porque mientras aumentaban los gastos para el pago de pensiones y para servicios de salud, disminuyeron ingresos como los aportes de la cuota obrero-patronal, que son la mayor fuente de ingresos de la entidad.
Para poner las cosas en contexto, dichos ingresos por cuota obrero-patronal pasaron de $3,180 millones en 2019 a $2,714 millones en 2020.
Cuando los ingresos corrientes no cubren los gastos, la administración de la CSS toma parte de las reservas de cada uno de los programas que administra para hacerle frente a sus compromisos.
El subdirector de la entidad, Francisco Bustamante, explicó ayer en la plenaria del diálogo por la CSS cómo se han comportado las reservas financieras en el último año y cuál fue la apuesta financiera de la entidad en medio de la pandemia de la Covid-19. Entre estas reservas se encuentran: depósitos bancarios y valores corporativos y del Estado, además de préstamos.
En el caso del subsistema exclusivo de beneficio definido del IVM, las reservas financieras pasaron de $2,822 millones en 2019 a $2,494 millones, según la información proyectada a la plenaria que deberá hacer las recomendaciones para reformar la CSS.
En el caso del IVM, Bustamante alertó que tradicionalmente el análisis de la CSS no segmentaba las reservas del subsistema exclusivo de beneficio definido del IVM y las del subsistema mixto de capitalización individual, lo que ocultaba la crisis que atraviesa el sistema solidario.
El funcionario hizo una analogía con esa información sesgada, advirtiendo que las ganancias en las reservas del sistema mixto eran como una corbata que se utilizaba para tapar las manchas de una camisa, en este caso representada por el subsistema solidario.
“Hay que levantar la corbata para ver si la camisa está limpia”, sentenció.
Los compromisos del subsistema exclusivo de beneficio definido son tan grandes -con más de 200 mil jubilados-, que la CSS proyecta que en 2025 se habrán acabado las reservas, considerando un escenario optimista, en el que se logren buenos rendimientos de las inversiones.
En el año pandémico
Al cierre de 2020, el programa o riesgo de gestión administrativa cerró con una disminución de $47.59 millones en sus reservas, al tener que hacer traspasos al subsistema de beneficio definido de pensiones, tal como lo permite la ley.
En el caso de Enfermedad y Maternidad, la caída fue de $70.89 millones, mientras que las reservas de Riesgos Profesionales reflejan una baja de $60.27 millones.
Bustamante también explicó que los rendimientos de estas reservas disminuyeron porque para garantizar las tenencias de dinero líquido (con reservas en efectivo) se decidió, por ejemplo, no renovar depósitos a plazo fijo. “Hubo una recompra de valores que también nos dio dinero”.
Se tomaron decisiones con rendimientos muy bajos, porque “no jugamos a la rentabilidad, sino a la seguridad de las operaciones”, insistió.
A su salida del diálogo de la CSS, el director de la entidad, Enrique Lau, indicó que la endeble situación del subsistema de beneficio definido no significa que la institución esté en quiebra.
“Tenemos los recursos para comprar medicinas. Existen los recursos para pagarle a los proveedores. No confundan lo que pasa en el Fondo de Maternidad con lo que sucede con el IVM. La Caja sigue sólida”, puntualizó.