Con la publicación del último Informe de Riesgos Globales en el marco del Foro Económico Mundial, es evidente que nuestra civilización llega a una encrucijada que nos puede llevar a una nueva era de progreso o un declive gradual hasta nuestra desaparición.
Los riesgos actuales se comienzan a materializar con más frecuencia y contundencia.
No solo los riesgos ambientales y asociados al cambio climático están llegando a la alerta roja, también aspectos que parecen tan básicos como el acceso a agua potable y seguridad alimentaria están poniendo gran presión sobre los Estados y además fomentan grandes migraciones. A esto se suman Estados fallidos y en guerra que complementan estos procesos migratorios y el populismo creciente, que pone en riesgo la institucionalidad y la gobernabilidad.
Aunque mi objetivo no es ofrecer un panorama fatalista, sí estimo que estamos en una encrucijada que amerita decisiones inmediatas para hacer la corrección, o transitar la ruta al exterminio. Esto no lo digo yo, lo plantea por ejemplo el reconocido físico Stephen Hawking, para quien las amenazas a nuestro planeta parecen demasiado evidentes. Para Hawking, la única opción de nuestra civilización está en la conquista del espacio, y esto debe ocurrir en los próximos 100 años.
La guerra nuclear, los virus creados con ingeniería genética o el calentamiento global plantean un futuro en el que la humanidad lo tendrá muy difícil para poder subsistir en la Tierra.
Estos son justamente algunos de los riesgos que nos presentó el informe global de riesgos 2018. La probabilidad de ocurrencia de eventos naturales extremos y desastres naturales, ciberataques y fraudes cibernéticos, el cambio climático y sus efectos colaterales, migraciones involuntarias a gran escala y terrorismo son muy altas.
En términos de impacto, los riesgos que pudieran generar mayores daños son los asociados al uso de armas de destrucción masiva, desastres naturales extremos y los efectos del clima, crisis de agua y alimentos, la pérdida de biodiversidad y las migraciones involuntarias.
Lo importante es entender que los resultados del Informe de Riesgos no es un análisis especulativo, sino que está basado en datos y procesos evaluados y sistematizados por expertos, quienes tras más de 10 años de elaborar este informe, han acertado en la proyección de fenómenos que en su momento parecían improbables y que hoy son realidades instaladas.
Tal como lo apuntaron voceros del informe, "no lo hacemos a modo de predicción, sino como un disparador que nos haga pensar, que anime a los líderes del mundo a evaluar los potenciales shocks futuros que podrían afectar a sus entornos de manera rápida y drástica".
En este sentido, estimo que el rol empresarial es cada vez más importante y significativo, ya no solo desde la perspectiva de una empresa de forma individual, sino un proceso colectivo a través de una agenda sectorial que apunte a mitigar estos riesgos. Los programas de industria comienzan a cobrar fuerza y relevancia, en la medida en que muchas empresas de un sector productivo se agrupan y establecen criterios compartidos para atender las demandas del entorno, mitigar los riesgos propios de su sector y trabajar juntos en el desarrollo sostenible.
La escala que ofrece este modelo terminará generando mucho más valor que campañas individuales. En este escenario, es tiempo de competir colaborando, es tiempo de Coo-petencia.
El autor es consultor en comunicación estratégica