La semana pasada compartí con usted, apreciado lector, los resultados del informe de riesgos 2019 elaborado por la firma Marsh & McLennan Companies y sus socios para el Foro Económico Mundial.
El informe señala las tensiones geopolíticas y geoeconómicas como los riesgos más urgentes en 2019, la degradación ambiental como el riesgo a largo plazo, considerando que cuatro de los cinco riesgos globales más impactantes de 2019 están relacionados con el cambio climático, mientras que las amenazas cibernéticas y tecnológicas son identificados como riesgos de rápida evolución.
Parte del problema que identifica el informe de este año es que los riesgos mundiales, en lugar de reducirse, se están intensificando y la voluntad colectiva para contrarrestarlos escasea y, en materia ambiental, preocupa el fracaso de los gobiernos en aplicar medidas que los mitiguen. Adicionalmente, los esfuerzos en cooperación internacional se ven no solo amenazados por las adversidades económicas, sino por el aumento de las tensiones entre las principales potencias.
El clima extremo y el cambio climático están socavando las expectativas de muchas empresas, ya que requieren no solo mejores medidas de resiliencia, sino también acciones más audaces para adelantarse a los posibles desarrollos regulatorios y las reacciones negativas de los clientes. Los cinco riesgos ambientales que aborda el informe se encuentran de nuevo en la categoría de alto impacto y alta probabilidad: pérdida de biodiversidad, eventos climáticos extremos, fracaso en la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, desastres provocados por el hombre y desastres naturales.
Los riesgos que muestran una tendencia más firme son: cambio climático, aumento de la ciberdependencia, aumento de la polarización de las sociedades, aumento de la disparidad de ingresos y riqueza y el aumento del sentimiento de nacionalismo. Los riesgos que tienen mayor probabilidad de que se materialicen son: eventos climáticos extremos (por ejemplo, inundaciones, tormentas, etc.), el fracaso de la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, catástrofes naturales graves (por ejemplo, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, tormentas), fraude masivo/robo de datos y ciberataques a gran escala.
En este contexto, la gestión de riesgos es cada vez más importante, las empresas y los países tienen en este informe una herramienta muy útil para evaluar sus vulnerabilidades y trabajar en medidas de mitigación. La pregunta que debemos hacernos no es si una crisis llegará, sino cuándo llegará y por eso hay que estar preparados.