La disminución en la nota de riesgo que hizo Fitch Ratings a cinco bancos panameños no tomó por sorpresa al sector, luego de que la firma una semana antes hizo lo propio con la calificación de Panamá, que pasó de BBB a BBB-, con perspectiva negativa, convirtiéndose esta nota en el referente para todos en el país.
El reto ahora es no perder el grado de inversión, situación que pondría presión adicional sobre al país, comentó Aimeé Sentmat de Grimaldo, presidenta de la Asociación Bancaria de Panamá (ABP).
La ejecutiva opina que en el corto plazo no debe ocurrir ningún deterioro en la operación del sector bancario panameño por la rebaja en la calificación, pero advierte que la situación no será igual si el país pierde el grado de inversión.
Indica que el informe de Fitch fue claro en los aspectos que debe trabajar el país, como incrementar los ingresos del Estado, reducir los gastos, acelerar las inversiones en infraestructura, proteger la creación de plazas de empleo y la operación de las empresas.
Banco Nacional y Banco General vieron descender su calificación de riesgo, mientras que Credicorp Bank, Global Bank y MMG Bank perdieron el grado de inversión, luego del análisis realizado por la agencia calificadora.
“Es un efecto cascada. Luego de la disminución de la calificación del país era de esperarse que ocurriera lo mismo con los bancos y con las empresas, como sucedió con Tocumen, S.A. y la Empresa de Transmisión Eléctrica”, comentó la presidenta de la ABP.
Para Fitch, un tema que no debe postergarse es la crisis de la Caja de Seguro Social (CSS), ya que los estudios indican que las reservas del programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) se agotarán entre 2024 y 2025.
De llegar a ese punto, el Estado tendrá que hacerle frente al déficit de la institución, aumentando la presión sobre las maltrechas finanzas del Estado.
Al igual que Sentmat, el financista Alvaro Naranjo no ve ningún impacto directo en la operación del sector bancario y comenta que actualmente hay liquidez en el mercado local e internacional, por lo cual no debiera registrarse un incremento pronunciado en los intereses a raíz del aumento del riesgo que plantea la calificación. “Hay que trabajar para no perder el grado de inversión del país”, acotó.
Además de Fitch, la caída del producto interno bruto debido a la pandemia, el incremento de la deuda y el desplome en los ingresos también inquieta a S&P Global Ratings y Moody´s Investors Service.
S&P rebajó la calificación soberana en noviembre de 2020 de BBB+ a BBB, mientras que Moody´s modificó a negativa su perspectiva sobre la calificación de la deuda y la mantuvo en Baa1.
La presidenta de la ABP y Naranjo comentaron que la rebaja en la calificación de los bancos es un efecto directo de la reducción que registró la calificación soberana del país y no refleja el estado actual del sistema bancario panameño.